Una ola de violencia política causa la muerte de dos policías en Irán
Varios estudiantes reformistas iraníes resultaron heridos ayer al ser atacado por desconocidos el autobús en el que regresaban a Teherán desde Jorramabad. Esa ciudad occidental, en la que los estudiantes celebraron una conferencia durante el fin de semana, fue escenario de violentos enfrentamientos entre conservadores y reformistas que concluyeron con un sargento de policía muerto y cuatro agentes heridos, según informó ayer la agencia IRNA. Otro policía murió y dos resultaron heridos el domingo en un atentado.
Los violentos enfrentamientos de Jorramabad entre manifestantes reformistas y vigilantes (activistas ultraconservadores que actúan como fuerzas parapoliciales) reavivan la tensión política subyacente en Irán cuando apenas faltan ocho meses para las elecciones presidenciales. El presidente Mohamed Jatamí, abanderado de los reformistas pero incapaz de producir cambios tangibles en un sistema dominado por los conservadores, ha anunciado su intención de presentarse a un segundo mandato.Los medios de comunicación oficiales informaron ayer de la muerte, la noche anterior, de un policía, el sargento Ardechir Karami, que había muerto por disparos de bala. Al menos otros cuatro habían resultado heridos. Las víctimas se produjeron cuando, según la versión oficial, se enfrentaban a los "camorristas" infiltrados entre los manifestantes. Los daños son importantes, varias sucursales bancarias y oficinas municipales fueron atacadas, según la radio.
Testigos contactados por teléfono dan cuenta de que al menos 10.000 personas se manifestaron el domingo en Jorramabad (capital de la provincia de Lorestán) a pesar de la orden de las autoridades en contra de la celebración de una asamblea nacional de la principal organización estudiantil reformista. Los incidentes se habían iniciado el miércoles anterior, cuando 150 vigilantes irrumpieron en la asamblea estudiantil con intención de reventarla y lograron impedir la intervención de dos destacados intelectuales disidentes, Mohsén Kadivar y Abdolkarim Sorush.
Estos incidentes desencadenaron una serie de manifestaciones y contramanifestaciones que ya el sábado dejaron numerosos heridos. Aunque las autoridades provinciales se niegan a dar una connotación política a lo ocurrido, los incidentes se producen en el contexto del triunfo electoral reformista que los conservadores han dejado claro que no están dispuestos a reconocer. Los conservadores aún mantienen el control del poder judicial y las fuerzas de seguridad.
Uno de los pocos periódicos afines a los reformistas que aún llega a los quioscos, Hayat-e No, informaba ayer de que varios estudiantes habían sido apaleados y encarcelados durante algunas horas.
Para complicar aún más la situación, el grupo de oposición armada Muyahidín al Jalq (Combatientes del Pueblo) prosigue su campaña de terror. El domingo por la noche, un policía resultó muerto y dos heridos en un atentado con granadas en Teherán. El autor fue detenido, según reconocieron ayer fuentes oficiales. De madrugada, el mismo grupo lanzó cinco obuses de mortero contra un cuartel del este de la capital iraní, pero no hubo víctimas.
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