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El Ejército británico vuelve a patrullar en Belfast para frenar el aumento de la violencia

El Ejército británico regresó ayer a las calles de Belfast en respuesta a la escalada de violencia que se registra en Irlanda del Norte desde la excarcelación, a finales de julio, de los presos de las bandas terroristas en tregua indefinida. La amenaza se centra principalmente en los grupos unionistas (probritánicos) que luchan entre sí para mantener el control de sus respectivos feudos. Ayer, dos personas fueron asesinadas en una refriega de tiros. Las patrullas militares, que habían desaparecido tras los acuerdos de Viernes Santo de 1998, ya salieron a la calle el mes pasado durante las marchas protestantes.

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Varios locales, incluidas las sedes de dos partidos políticos unionistas, fueron atacados en represalia por los asesinatos. En ese clima de creciente violencia se encuadra la decisión el alto responsable de la policía local, Ronnie Flannagan, de volver a llamar al Ejército, igual que sucediera el mes pasado durante la temporada de marchas protestantes.Patrullas de militares británico montaron ayer controles en los barrios más conflictivos de la capital norirlandesa, con el fin de contener la guerra desatada entre las diversas facciones de paramilitares protestantes. La gran familia lealista, que profesa su lealtad a la Corona británica, se desgarra con violencia brindando la victoria, advierte John White, líder del Partido Democrático del Ulster (UDP), asociado al grupo paramilitar Luchadores por la Libertad del Ulster (UFF) a "nuestros enemigos: el Sinn Fein-IRA".

El movimiento republicano se mantiene al margen de la creciente rivalidad entre los principales grupos unionistas: el UFF y la Asociación en Defensa del Ulster (UDA), por una parte, y la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF, en sus siglas en inglés). La violencia, dijo ayer Peter Mandelson, ministro británico para Irlanda del Norte, "no tiene nada que ver con la política" y es el resultado de "una guerrilla entre miserables bandas asesinas". El ministro advirtió de que "no vacilará" en poner entre rejas a los ex presos unionistas que retomen la senda del terror. "No están totalmente libres. Están en la calle bajo licencia y, si se demuestra que han reincidido, no vacilaré en actuar", señaló en referencia a un poder de acuación que se contempla en el Acuerdo de Viernes Santo, aprobado en referéndum en las dos Irlandas en mayo de 1998.

De los enfrentamientos de los últimos días, con ataques a viviendas y tiroteos en las calles, se llegó ayer al asesinato. Un individuo murió a media mañana en el interior de su vehículo, que recibió el impacto de, al menos, ocho balas. Su compañero falleció poco después en un hospital de Belfast. White identificó a una de las víctimas como asistente social y responsabilizó al UVF del doble asesinato. "Es un acto ruin", denunció.

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El atentado accionó una cadena de represalias. Respondiendo quizá a violentos ataques del día anterior, presuntos miembros de UVF atacaron la sede del partido UDP, rompiendo los cristales blindados y provocando el fuego en su interior. El terror cundió entre la población y muchos comerciantes cerraron apresuradamente sus locales. La policía se presentó en la zona y tuvo que responder con fuego a sendos ataques de los presuntos criminales. Otros incidentes con armas de fuego se repitieron en el barrio de Shankill, reducto de los unionistas radicales de Belfast.

Ambas organizaciones luchan para marcar los límites de sus respectivos territorios en lo que Ken Magginnis, portavoz de Defensa del Partido Unionista del Ulster (UUP), mayoritario, equiparó ayer a "una creciente cultura mafiosa". El retorno a las calles de notorios asesinos -Jonny Adair o Michael Stone, entre otros excarcelados el pasado julio- ha intensificado la lucha de poder entre la familia lealista. Para muchos observadores, los principios políticos son secundarios al control de la distribución de drogas o al negocio de la extorsión en esta guerra fraticida.

El fin de semana, Adair participó en un "festival lealista", organizado al parecer para desvelar nuevos murales en su barrio de Shankill. La supuesta convocatoria festiva terminó en una refriega de tiros contra el interior de un bar frecuentado por sus rivales en el UVF. Siete personas necesitaron atención hospitalaria a consecuencia del impacto de balas. "No vamos a permitirlo", dijo ayer Mandelson tras reunirse con altos cargos de seguridad de Irlanda del Norte. "No hemos llegado tan lejos en la contención de la tensión entre dos comunidades para ver cómo facciones unionistas rivales se llevan los frutos que hemos cosechado", denunció. "La violencia debe concluir y debe concluir ahora. Debemos restaurar la cordura en esta situación", concluyó en su primera intervención desde que se vieron signos preliminares del enfrentamiento que culminó ayer en dos muertes. El líder del UDP pidió, por su parte, la mediación de terceras personas para apaciguar los encendidos ánimos de las facciones unionistas. "En el presente momento, ellos no lo pueden resolver por si mismos", declaró tras señalar que la guerra interna es "devastadora para el lealismo, el unionismo, el protestantismo". "Están luchando unionistas contra unionistas", dijo indignado ante el espiral de violencia.

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