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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Aragón cuida a los temporeros

El Gobierno autónomo invierte 120 millones en mejorar los alojamientos de los inmigrantes para que se queden en la región

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Aragón necesita inmigrantes. La comunidad, despoblada y extensa, ha destinado ya en los presupuestos de este año 120 millones de pesetas para mejorar las condiciones de alojamiento de los 12.000 temporeros que acuden a la comunidad a trabajar en la recogida de la fruta. El decreto que pretende mejorar los alojamientos de estos trabajadores se asienta en la premisa de que "facilitar albergue en las condiciones más dignas propicia una mayor vinculación con la empresa contratante, un mejor cumplimiento de la normativa laboral y de la Seguridad Social y una mayor tendencia al asentamiento de esta población".Y de paso tratar de convencer a algunos para que se queden en Aragón, donde 77 de sus 730 municipios está en fase terminal con el 40% de la población mayor de 65 años. En 2005 la comunidad habrá perdido el 3,4% de la población desde 1981. Huesca verá disminuir su población en un 6,%; Teruel en el 15% y Zaragoza -que ha crecido un 1,7%- habrá perdido el 0,5%. En el último periodo de regularización que finalizó en julio sólo han presentado su solicitud 4.000 inmigrantes pese a que los sindicatos, que no encuentran explicación a este hecho, calculan que otros 4.000 podrían obtener el permiso de residencia y a las facilidades que ha dado la administración regional.

De momento se han habilitado en esta campaña alojamientos para 1.756 trabajadores. Las ayudas, de hasta un 50% de la inversión total, nunca han superado los cuatro millones de pesetas y se cifra en 125.000 la ayuda por plaza. Los sindicatos UGT y CC OO acaban de realizar balance de la campaña de recogida de fruta, cuando está en su ecuador, y han alabado el esfuerzo realizado en el acondicionamiento de las viviendas de los temporeros.

El consejero de Economía del Gobierno autónomo (PSOE-Partido Aragonés), Eduardo Bandrés, tiene claro que hay que incentivar el acondicionamiento de viviendas y este mes de agosto él mismo visitó dos asentamientos considerados modélicos en dos fincas de la zona de la Almunia: la de Agramonte, en esta localidad, y la de San Miguel en Alfamén.

En esta última hay 200 temporeros españoles, africanos, rumanos y portugueses. Además, el alcalde de la localidad, Paco Pérez, del PSOE, hermano del cura Pérez, líder guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN) colombiano, asume que para trabajar bien hay que vivir en condiciones. El Ayuntamiento ha habilitado las siete casas de los maestros de la localidad, que ya no residen en el pueblo, para quienes son la nueva savia de Alfamén. Literas, comedor, cocina y baño. Les cobran un alquiler simbólico y les exigen un mínimo comportamiento.

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En la finca de Agramonte, una explotación de 640 hectáreas propiedad de Hermanos Pueyo, llevan años yendo a buscar gente para trabajar, cada temporada entre 150 y 170 personas. Juan Escribano, el encargado, se sabe de memoria de dónde vienen y qué buscan. "Un 65% son extremeños, el 25% andaluces; el resto extranjeros, aquí no hay manos y ellos necesitan trabajo". "Ya tengo tres marroquíes desde hace años que viven aquí y que tienen cargos de responsabilidad". Pero sabe que no es fácil retener a los inmigrantes. "Es importante que traigan a la familia, entonces es más fácil que se asienten". Escribano se conoce al dedillo las idas y venidas a la administración para obtener su ayuda. "Este año parece que va bien". El secreto de la buena convivencia en la finca de Agramonte es que a los trabajadores se les aloja en casas por grupos con rasgos comunes. "Las familias, unidas. Luego, ya sé que choca, pero no se puede revolver a todo el mundo. Los sevillanos son muy alegres y los de Jerez menos; los magrebíes tienen sus formas de comer, hay que respetar a todos y evitar los roces, y sobre todo que dispongan de espacio digno".

Este año han acondicionado nueve viviendas. Juan insiste en que hay que seguir, porque en octubre habrá un cursillo de poda y de conductores de tractor con ayuda del INEM para intentar la continuidad de algunos. "Bueno, en diez años se han quedado seis familias, algo es algo". El consejero Bandrés lamentaba que estos ejemplos sean noticia. "Es lo que debería ser". Ahora el Gobierno de Aragón prepara más partidas para favorecer el asentamiento de los inmigrantes, porque fue uno de sus primeros proyectos y porque las Cortes Regionales ya han dado el visto bueno a un documento demográfico que busca el crecimiento de la comunidad propiciando el asentamiento de inmigrantes.

En Aguaviva (Teruel, 605 habitantes), su alcalde, Luis Bricio, decidió hace meses "importar" 24 familias para que trabajasen en la construcción y como conductores de camiones. Eligió buscar en Argentina y seleccionar descendientes de inmigrantes españoles que tengan doble nacionalidad. Más de 600 familias respondieron a los anuncios en la prensa argentina y el consulado llamó al alcalde para que explicase el flujo de consultas sobre la pequeña localidad y saber si se trataba de un timo. Siete familias argentinas llegarán a principios de septiembre y otras 15 acudirán más tarde cuando se solucione el problema con los visados.

La Almunia tiene 200 nuevos censados en una población de poco más de 5.000 habitantes de derecho, que llega a los 9.000 entre la Universidad y los temporeros. Ya hay 40 familias marroquíes y más de 30 niños nacidos en el pueblo. Calatayud ganó 630 nuevos vecinos el pasado año (tiene 17.300) con las obras del AVE, la agricultura o el empleo en los servicios. Pero estos crecimientos son insuficientes y el documento demográfico del Gobierno autónomo hace hincapié en la ordenación del territorio: conseguir que dispongan de iguales oportunidades quienes viven en Zaragoza -700.000 habitantes del millón que vive en Aragón- que los que deciden hacerlo en el campo.

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