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Cultura y espectáculos

CARLOS NÚÑEZ FUE PROFETA EN SU VIGO NATAL

Los instrumentos del Medioevo también soportan la megafonía de los actuales conciertos multitudinarios. Eso quiso demostrar el gaiteiro Carlos Núñez en el concierto que ofreció el viernes por la noche en Vigo, su ciudad natal, donde presentó su último disco, Mayo longo, y su compatibilidad con los instrumentos reconstruidos del Pórtico de la Gloria.Carlos Núñez cuenta con la simpatía anticipada de sus paisanos, que le reconocen la virtud de haber dado un nuevo marchamo a la música tradicional del país. El viernes pudieron, además, escucharlo gratis. Es lo más común en el Auditorio de Castrelos, al aire libre, con un anfiteatro para más de 15.000 personas que se llenó. También fueron repartidas 6.000 invitaciones para el patio de butacas del auditorio, más próximo al escenario, pero también más incómodo, sin asientos. Acaso para que todo el mundo pudiera bailar. Como sucedió.

La actualización de los instrumentos medievales fue como un paréntesis de contenido etnográfico que permitió escuchar, con su sonido más o menos original y multiplicado, el Himno de los antiguos peregrinos, una de las Cantigas del más antiguo trovador gallego, Martín Códax, y algún otro tema del Codex Calixtinus, todo ello con más respeto que fervor. El público, de todas las edades, agradeció la deferencia de esa exclusividad, pero disfrutó mucho más del generoso repaso del gaitero por los temas de su último disco, Mayo longo, y de los anteriores A irmandade das estrelas y Os amores libres.

Y se entregó sin reparos en las interpretaciones más movidas, fueran de creación propia o versiones como las que Núñez hace de las popularísimas Muiñeira de Chantada o A Rianxeira, que a mayor abundancia se ha convertido en himno futbolero del Celta.

Carlos Núñez, sobre su indudable virtuosismo con la gaita o la diversidad de flautas que utiliza, sabe calentar a la audiencia con su vibrante puesta en escena. Como una dúctil marioneta movida por los hilos de su propia música, zapatea al compás, rompe la verticalidad del cuerpo en contorsiones hacia atrás que sólo deben de ser toleradas por su amarre al instrumento y salta en el escenario como un títere. Y sin dejar de salpicar esta gimnasia con enérgicos aturuxos, esos gritos de júbilo que estimulan al baile desde sus orígenes celtas. En Castrelos encontró este eco en las piezas que lo propiciaban.

No tienen tanta marcha, claro está, todas las canciones de Mayo longo, que toma el título de un poema de Rosalía de Castro musicado ya el siglo pasado por el coruñés José Valdomir y que ahora, convenientemente readaptado, interpreta la joven cantante lisboeta Anabela. El viernes también cantó un bello fado, Alfama, pero su participación remitió a los temas del disco, como la melancólica canción marinera Nana de lluvia, Astros, fuentes y flores, otro poema de Rosalía, o Capitán Nemo, una canción del grupo local La Marabunta que la portuguesa interpretó a dúo con el gaitero, y debe de ser ésta la primera vez que Carlos Núñez se emplea de vocalista.

Pasacalles, pandereitadas -en las que tuvieron especial protagonismo Polo, un popular pandereteiro vigués, y Xurxo Núñez, hermano del gaitero y percusionista del grupo-, cantares de ciego y otros temas de inspiración irlandesa, con su predominio de violines y acordeón, o la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, invitada para la ocasión, completaron el espectáculo, que sembró de música la noche del parque de Castrelos.

Lo antiguo y lo moderno

L

a gratuidad del concierto fue propiciada por la Fundación Barrié de la Maza para conmemorar el año de la reconstrucción del Coro Pétreo del Maestro Mateo en la catedral de Santiago, que la propia institución financió, como la reconstrucción en madera de los instrumentos del Pórtico de la Gloria. El organistrum, las cídulas o el arpa medievales entraron así, de la mano del Coro Martín Códax, cuyas recreaciones acompañó Carlos Núñez con sus flautas, en la modernidad de los cinco mil vatios de potencia.

La Fundación Barrié, con éste y otros patrocinios, trata de poner en valor la música gallega más antigua y popular, que tanto inspira al gaitero vigués, y hasta la septuagenaria condesa de Fenosa, Carmela Arias y Díaz de Rábago, presidenta de la Fundación, quiso acudir a Castrelos el viernes para escuchar en directo los resultados de esa combinación.

Eso sí, como no había butacas, tuvo que seguir las imágenes del concierto por vídeo y desde lugar reservado.

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