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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Pinochet en Vallecas

No sé si ustedes se lo van a creer, pero les puedo jurar que es verdad. Hoy, 5 de agosto (cosas de la canícula), he visto a Pinochet en Vallecas. Y, lo que es más grave, me he visto obligado a sufrir sus métodos "de erradicación del mal". Tan admirable aparición tuvo lugar en un centro comercial en Madrid-Sur, frente a la Asamblea de la Comunidad de Madrid.El general apareció camuflado con traje guerrero de Securitas (¿seguridad para quién? Pregunto, si no molesto) y me conminó a obedecerle inmediatamente y sin rechistar, con su típico lenguaje intimidatorio-fascista de "ordeno y mando".

El trato comenzó siendo intimidatorio, se convirtió luego en vejatorio y terminó, finalmente, siendo agresivo. La agresividad, al principio, fue sólo verbal; pero terminó siendo física. La traca final del espectáculo tuvo lugar en un cuartucho y consistió en un hombre de 53 años, completamente desnudo (sí, han leído bien, en pelotas) delante de tres gorilas de la empresa Securitas que trabajaban (es un decir) como guardianes.

El reloj, en esos momentos, marcaba las 14.30 horas, pero no se detuvo.

Para rematar el espectáculo, el más pinochetista de los tres lanzó una coz contra las extremidades de aquel diminuto ser que, completamente desnudo, sufría la mayor humillación de su vida.

¿Qué tamaño delito había cometido este ciudadano español que fue la causa de estos malos tratos?

Sencillamente, que al atravesar la caja número 28 del hipermercado se encendieron unas luces rojas que comenzaron a emitir un sonido similar al de las ambulancias. La sensación de ridículo e impotencia del abajo firmante sólo se la imaginará quien haya pasado por tan amargo trance.

Gracias, de todo corazón, a la empresa Securitas (o a sus matones) por haberme hecho vivir una experiencia que nunca olvidaré.

Nunca os agradeceré suficientemente el haber transformado un acto tan vulgar como la compra semanal en un acontecimiento tan extraordinario, tan maravilloso, tan inolvidable, tan... como la aparición, en cuerpo y alma (eso sí, muchísimo más joven), de Pinochet en Vallecas.-

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