Ex embajador en Madrid y defensor del diálogo con los palestinos
La sorpresa no ha sido su nombramiento como jefe de la diplomacia israelí, sino que éste no se produjera el pasado domingo cuando el primer ministro Ehud Barak distribuyó los ministerios vacantes por la ruptura de la coalición gubernamental entre los miembros de su Gabinete. Shlomo Ben Ami cortejaba ese cargo desde que el Partido Laborista ganó las elecciones legislativas en junio del año pasado. Pero los pactos electorales y, según las malas lenguas, un supuesto recelo de Barak hacia su popularidad, le pusieron al frente de la Seguridad Interior, una cartera que seguirá manteniendo junto a su nuevo cometido.Desde esa responsabilidad, este hispanista nacido en Tánger hace 57 años ya ejercía de hecho una importante actividad de política exterior: las negociaciones con los palestinos. Por un lado, el ministro de Seguridad Interior se sienta, junto a los titulares de Exteriores y Defensa, en el Gabinete restringido del primer ministro, donde habitualmente se discuten los asuntos más delicados del país. Por otro, Barak le encomendó las conversaciones secretas en Suecia para preparar la cita de Camp David, donde estuvo al frente del equipo negociador israelí. Y prueba de su interés en ese terreno es la gira europea en la que se ha embarcado de inmediato para explicar la postura israelí tras el fracaso de la cumbre y recabar apoyos.
Pacifista y defensor a ultranza de la vía del diálogo, Ben Ami ya abogaba por la creación de un Estado palestino antes de que ese punto de vista se generalizara entre la izquierda israelí. Tras su experiencia diplomática como embajador en España (1987-1991), participó de forma muy activa en la preparación de la Conferencia de Madrid (octubre de 1991), donde representantes israelíes y palestinos se reunieron por primera vez con luz y taquígrafos.
De vuelta a Israel, su vocación política se impuso sobre su pasión por la Historia, que enseñaba en la Universidad Tel Aviv, y logró un escaño en el Parlamento.
Judío de origen sefardí, Ben Ami no pertenece a la élite política laborista copada en su mayoría por askenazis de origen europeo. Sin embargo, su sólida preparación, sus convicciones socialdemócratas y su éxito en las últimas primarias de su partido (en las que fue el candidato más votado), le han convertido en una estrella emergente del laborismo.
Nunca ha escondico sus aspiraciones de alcanzar la jefatura del Gobierno. "Para después del 2000", precisó a esta informadora hace dos años en referencia a la próxima cita electoral y para despejar cualquier duda sobre la sinceridad de su apoyo a Barak en la campaña que entonces se avecinaba. De momento, va a tener ocasión de poner en práctica su filosofía política: "Yo creo en el diálogo, en la seriedad y en la tranquilidad. Con esto se consiguen todos los objetivos", suele defender desde su traje impecable.
Ben Ami está casado, tiene tres hijos y es un gran aficionado al fútbol que sigue las andanzas del Real Madrid casi con tanto entusiasmo como la política.
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