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LA SITUACIÓN DE LOS INMIGRANTES

Mujeres, marroquíes y temporeras

Setenta jóvenes llegan a Lleida contratadas, en una experiencia pionera, para trabajar en empresas dedicadas a manipular fruta

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Un grupo de 70 mujeres marroquíes llegó ayer a la población leridana de Mollerussa para trabajar durante los próximos dos meses y medio en la campaña de recolección de la fruta, que precisamente acaba de entrar en el periodo de apogeo. A diferencia de muchos compatriotas, ellas no han tenido que recurrir a las pérfidas pateras para alcanzar la costa española. Han cruzado el estrecho de Gibraltar cómodamente sentadas en las butacas de un ferry, con un permiso extraordinario de residencia y un contrato de trabajo temporal en la maleta y sabiendo de antemano el salario que percibirán: alrededor de 625 pesetas por hora, de acuerdo con el convenio del campo.Tras casi 15 horas de viaje en autocar desde Algeciras (Cádiz), las 70 mujeres llegaron al mediodía de ayer a Mollerussa con el lógico cansancio, pero, al tiempo, tremendamente ilusionadas porque han visto hacerse realidad el sueño de muchos de sus compatriotas: trabajar en España para ayudar a sus familias a salir de la miseria.

Son mujeres decididas, con edades de entre 18 y 35 años, la mayoría solteras y ávidas de conocer la cultura europea. Algunas visten con tejanos. Otras no saben cuánto tiempo tardarán en desprenderse de los mantos y pañuelos con los que se cubren la cabeza. Lo más importante, sin embargo, es que casi todas tienen experiencia en trabajos agrícolas, ya que muchas proceden de zonas rurales de Tánger.

A estas mujeres no les asusta ni el calor ni las jornadas laborales de diez horas que les esperan. Tampoco creen que el idioma y las diferencias culturales sean un obstáculo para adaptarse rápidamente a sus nuevos destinos. Para facilitarles el cambio, Unió de Pagesos (UP), el sindicato agrario que las ha traído, les organizará rutas turísticas y charlas sobre cuestiones laborales, culturales, idiomáticas y sanitarias.

Las mujeres no trabajarán en el campo, sino que lo harán como manipuladoras. Treinta de ellas se incorporarán hoy a una de las plantas de la empresa Nufri, dedicada a fabricar concentrados y conservas. Las otras 40 trabajarán en la cooperativa Actel de Termens.

"Venimos con tantas ganas de trabajar y de ganar dinero que no tendremos problemas de adaptación. Poder trabajar en Europa de forma legal es una oportunidad que no podemos desperdiciar", dice Miriam, una de las magrebíes que se muestra más contenta y locuaz. Su ilusión es poder ayudar a su familia con el dinero que gane -entre 150.000 y 200.000 pesetas mensuales, equivalente al salario de un año en Marruecos- y poderse quedar en España, donde ya residen algunos familiares. "Es muy triste morir en una patera por perseguir este sueño", sentencia.

Una de las cosas que más impresionó a estas trabajadoras fue la visita a sus alojamientos. Las contratadas por Actel vivirán en módulos prefabricados mientras que Nufri ha habilitado como viviendas, en unos terrenos anexos a la industria, seis remolques de camiones frigoríficos, equipados con todos los electrodomésticos necesarios para vivir con comodidad. Tendrán aire acondicionado, televisión, cocina, nevera, horno y microondas.

Dentro de dos meses y medio, sin embargo, estas mujeres tendrán que hacer uso de su billete de vuelta a Marruecos.

Es la primera vez que Unió de Pagesos, el sindicato mayoritario en el campo catalán, contrata en origen a mujeres marroquíes para suplir la falta de mano de obra. Pero esta modalidad de contratación, que se estrenó hace un mes con la llegada a Lleida de 180 temporeros colombianos, ha desencadenado fuertes críticas de UGT y CC.OO. Los dirigentes de estas organizaciones consideran innecesaria la llegada de inmigrantes para realizar tareas agrícolas alegando que en España hay centenares de parados. Sin embargo, UP reitera que ha tenido que recurrir a extranjeros porque no puede cubrir toda la demanda con nacionales.

La llegada a Lleida de este contingente de mujeres magrebíes es fruto de un convenio bilateral firmado entre España y Marruecos para frenar la entrada ilegal de ciudadanos de este país a través de la costa andaluza. Del resultado de esta experiencia piloto dependerá que UP vuelva a contratar la próxima campaña a las mismas mujeres o a otras del mismo país, según Joan Josep Vergé, responsable de migraciones y convenios de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos.

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