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La Sindicatura de Greuges mantiene sin tramitar 415 quejas anteriores a la toma de posesión de Saura

Le lentitud y la falta de eficacia, aparte del desconocimiento por parte de la población valenciana, parecen caracterizar también a la institución de la Sindicatura de Greuges, según la encuesta encargada por el actual titular del órgano dependiente de las Cortes Valencianas, Luis Fernando Saura. Además de poner de relieve que sólo el 3,7% de los valencianos conocen la institución (véase EL PAÍS de ayer), el estudio revela que los ciudadanos consideran a la Sindicatura como una entidad lejana, inalcanzable, de difícil acceso y excesivamente burocratizada. Unas apreciaciones que encajan perfectamente con los datos que ofrece la oposición socialista en torno al funcionamiento de la institución: se han "endurecido" los requisitos para la admisión de quejas, lo que se ha traducido en un aumento del número de reclamaciones rechazadas. Además, el pasado noviembre la Sindicatura de Greuges mantenía vivas y sin tramitar un total de 415 quejas presentadas por los ciudadanos antes del mes de septiembre de 1998, en que Saura fue nombrado Síndic de Greuges.El diputado socialista Andrés Perelló se apoya en este dato para afirmar que la Sindicatura "está al borde del colapso", entre otras cosas porque no ha establecido mecanismo alguno de coordinación transversal. La institución "no resiste una comparación con otros organismos equivalentes", afirma Perelló, quien asegura que "las quejas que presentan los ciudadanos que acuden a la Sindicatura de Greuges se quedan dispersas y atomizadas", lo que impide la realización de estudios sistemáticos que permitan resolver las posibles deficiencias de la Administración que originan esas reclamaciones.

Según Perelló, en la Sindicatura se han eliminado los mecanismos internos que permitían conocer con criterios jurídicos y estadísticos el número de quejas recibidas y el tratamiento que se les da. "La opacidad se ha convertido en la norma", afirma. "Saura ha convertido la Sindicatura en la cocina de Merlín", opina el diputado socialista, "porque él está allí con su puchero y nadie sabe lo que cocina". Perelló achaca todos los males a la mentalidad "preindustrial" y "caciquil" de Saura, cuyos adjuntos, añade, ni siquiera tienen acceso al programa informático que permite conocer el estado de las quejas presentadas y su tramitación.

Perelló afirma que Saura está llevando la Sindicatura de Greuges hacia el "descrétito" y ayer volvió a pedir al Partido Popular que reconsidere su postura e "influya" en el síndico para forzarle a dimitir. Si los populares no lo hacen, adelantó el portavoz socialista, el PSPV "se verá obligado a pedir nuevamente la remoción del síndic". Una iniciativa que pondrán en marcha en el próximo periodo de sesiones si el PP no da señales de reconsiderar su apoyo a Saura.

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