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El atracador de una cafetería hiere de un tiro al cocinero

"Lo pasé muy mal"

Una bala de 6,35 milímetros de calibre se incrustó el pasado domingo en el brazo derecho de Omtman el Barundi, cocinero magrebí de 22 años, durante el atraco al bar-cafetería Niasca, donde trabaja, situado en el número 183 de la calle del Doctor Esquerdo (Retiro), según la Policía Municipal. El disparo fue efectuado por un enmascarado que consiguió apoderarse de 45.000 pesetas. El empleado fue trasladado por el Samur al hospital Gregorio Marañón. La bala no le afectó a ninguna arteria y recibió el alta médica el domingo. El atracador huyó a pie mientras que su compinche, una mujer de 22 años, M. P. B. A., que le esperaba al volante de un coche, fue detenida por la Policía Municipal. El atraco se produjo a las cinco y media de la tarde del domingo. A esa hora había sólo tres clientes en el bar. Un camarero estaba en la barra; un empleado, en la cocina, y el resto de los empleados -dos y el dueño-, en el comedor. El asaltante, con el rostro cubierto por el pasamontañas y blandiendo una pistola, gritó al entrar: "Esto es un atraco, quiero el dinero", según recordaba ayer Diego Gila, el propietario de la cafetería. El asaltante apuntó en la cabeza a uno de los clientes y le condujo hasta la entrada de la barra: "Volvió a gritar, y como no reaccionabámos se metió dentro de la barra. Estaba como loco; por la voz se le veía desesperado por conseguir droga y se fue derecho a la caja registradora. Como no la podía abrir, empezó a decir 'abrid la caja, abrid la caja... que os mato', y apretó dos veces el gatillo. En ese momento salió el cocinero, asustado por los tiros, para tratar de huir hacia el exterior".

Omtman salió fuera de la barra. "En ese momento el atracador se dió la vuelta y me disparó", recordaba ayer. "Me asusté, pero luego pensé que podía haber sido peor; lo pasé muy mal, sobre todo al ver la sangre", declaró la víctima en su casa del distrito de Usera, donde se recupera del balazo.El atracador se fue a por el cocinero, herido de bala, le amenazó y se fue al comedor exigiendo el dinero. Finalmente le abrieron la caja: "Ya pensaba que nos mataba a todos, estaba cada vez peor y por eso le abrimos la registradora. Se llevó unas 45.000 pesetas y se fue. Fue un alivio, pasamos un rato malo, muy malo", suspira el dueño del bar-cafetería.

El ladrón huyó hacia la calle, donde le esperaba su novia. Pero observó que había delante del vehículo un patrullero del 092 y huyó. La mujer que estaba dentro del coche salió y trató de escapar, pero fue seguida por los agentes. Sus temblores la delataron y también el teléfono móvil en el que recibió la llamada de su novio, el atracador. Éste, vecino de Vallecas, ya está identificado, pero no detenido.

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