Calma paradisiaca y tarjetas VIP
Pasear por el Club de Campo una mañana es una delicia cara (1.750 pesetas los días laborables y 3.525 los festivos) para la persona que no es socia: este dinero permite contemplar los bosques de pinos que festonean una carretera de más de dos kilómetros de largo, que va dejando a su lado los campos de golf y las piscinas. La carretera de A Coruña se encuentra a un paso, pero en este paraíso de 180 hectáreas sólo se escucha el relincho de los caballos que trotan bajo jinetes ataviados como en las competiciones hípicas o el golpetazo de los palos de golf. También las instrucciones en inglés británico de las cuidadoras de los muchos niños (hijos de socios) que aquí acuden para dar clases de tenis o nadar en la piscina. Un ejército de empleados se encarga de arrancar las malas hierbas de los caminos transversales, de alisar la arena por la que trotan continuamente los caballos o de regar las magníficas plantas que decoran cada esquina. Hay miradores, club social donde se juega al bridge, restaurante, cuadras, canchas de tiro al plato y al pichón (los pájaros cuestan "según mercado", según apuntan la hoja de tarifas) y hasta un campo de polo, no muy usado. Casi todo el mundo emplea el coche, generalmente de marcas de fuste, para llegar e ir de un sitio a otro. Hay a la entrada una parada de la EMT, pero los usuarios de este club no montan mucho en autobús. El miércoles de la semana pasada había pistas de tenis vacías a las once de la mañana. Sólo los campos de golf parecían muy solicitados. Los precios astronómicos para quien no es abonado alejan al ciudadano de a pie.
Los socios o abonados no son los únicos que pueden disfrutar de las instalaciones del Club de Campo. El consejo de administración reserva, según el gerente, hasta 60 tarjetas gratuitas, de las denominadas VIP, para "personajes públicos con cargo institucional". Entre ellos, los 53 concejales del Ayuntamiento de Madrid, que, cada año, reciben una tarjeta que permite gozar de todas las ventajas del socio. Sólo un edil, el socialista Felipe Carballo, asegura haber renunciado a ella.
Las reuniones del consejo de administración de esta empresa mixta, a las que acuden representantes de los socios y concejales de los tres partidos del Ayuntamiento, están presididas siempre por el alcalde, José María Álvarez del Manzano. Se celebran durante una comida que se lleva a cabo en uno de los restaurantes del recinto.
Hasta hace unos meses, los ediles cobraban 50.000 pesetas por asistir.
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