Una víctima de regantes Sol y Arena

Hasta el momento, todas las partes implicadas en el culebrón de Sol y Arena han hablado, menos la más importante: la de agricultores y perjudicados. Y a perjudicados me refiero, para quien no conozca el trasfondo actual del conflicto, y que se remonta al año 1993, en el que una supuesta asamblea, de la que nadie tuvo información, acordó realizar una obra de mejora de regadíos de parte de la comarca almeriense de Poniente, por un monto de varios miles de millones de pesetas, de los que ahora nos reclaman por vía judicial 3.000 millones. Pues bien, prácticamente toda esta millonada se ha gastado en unos embalses generales y en la instalación de la red general y secundaria con contadores en finca sólo en el sector IV, sin haber colocado un solo ladrillo en los restantes tres sectores.Independientemente de si el dinero ha estado bien empleado o no, si ha habido una supuesta malversación de fondos como denuncia un sindicato agrícola, extremo este que deberán investigar y fiscalizar los organismos oportunos, el problema actual es que el conflicto, bajo mi punto de vista, se ha dividido entre beneficiados y perjudicados, ya que todas las obras se han realizado en el sector IV, que es donde están radicadas todas las grandes fincas del campo, entre ellas las del presidente de la comunidad, Pedro Mena.

Estoy seguro de que si las obras se hubiesen realizado proporcional y equitativamente por todos los sectores instalando tuberías a presión para evitar las continuas pérdidas de agua, por lo que a mí respecta, no habría tenido ningún inconveniente en pagar lo que se adeuda, pero lo que no es de recibo es que se nos esté tildando continuamente a los regantes en los medios de comunicación provinciales de "morosos", cuando se nos intenta cobrar ejecutivamente una deuda que no hemos contraído y de la que, por supuesto, no nos hemos beneficiado, y lo que es más grave, creo que nunca nos vamos a beneficiar, puesto que dudo que las obras continúen. Porque una vez se nos puede tratar de morosos, pero no de imbéciles, y como no me considero imbécil no voy a pagar voluntariamente una obra que nunca se me va a realizar, y si a la fuerza se me intenta cobrar, tomaré las medidas oportunas, entre otras cosas la posibilidad de cancelar mi cuenta en la Caja Rural, entidad que ha financiado las obras y que tan injustamente ejecuta el cobro.

El campo almeriense está necesitado de una renovación de todo tipo (estructuras, sistemas de riegos, caminos) y los agricultores lo están demandando, pero queremos ver hechos y no promesas, y por la nefasta gestión de la actual directiva nos vemos implicados indirectamente en este conflicto como víctimas. Pero lo más penoso del asunto es que, ante tanto desmadre por parte de los sectores implicados, léase Caja Rural y directivos de la comunidad, se hace un "mocho" con la deuda y se prorratea a partes iguales.

Para terminar, hago las siguientes preguntas a las partes implicadas que han buscado la solución ideal al problema:

Si la deuda se pretende cobrar con el incremento de la hora de riego, ¿quién va a pagar la deuda correspondiente a las 600 hectáreas que se han salido de la comunidad desde el último requerimiento, en la que el censo era de 6.660 hectáreas (cuantía que ya se nos ha incrementado)? ¿Quién va a pagar la deuda de todas las tierras de erial, que no se riegan y que también están incluidas en el censo? ¿Quién va a pagar la deuda de las fincas que han comprado agua de pozos ajenos a la comunidad y otras que están buscando dónde hacerlo? ¿Quién va a pagar la deuda de las fincas que, aún sin pagar, compren agua a nombre de otras que sí han pagado? ¿Quién va a pagar la deuda de tantos desmanes, pleitos, querellas, trifulcas y catastrófica gestión de esta nueva variante de Gran Hermano?

Y, finalmente, la pregunta del millón: ¿quién va a pagar las obras de los sectores que aún quedan por realizar, es decir, todo el entubamiento primario y secundario de los sectores I, II y III? Acaso los que ya las tienen hechas, acaso nuestros nietos.- Rafael Craviotto Moreno. Roquetas de Mar (Almería).