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Un reventón en el tren de aterrizaje pudo causar el incendio del reactor del Concorde

Las hipótesis relativas a las causas del accidente, el pasado día 25, del Concorde de Air France incluyen cada vez nuevos parámetros, una vez analizadas las cajas negras y los restos del avión. La última apunta al reventón de uno o varios de los neumáticos del avión supersónico, cuyos restos han sido hallados a lo largo de la pista de despegue de Roissy, lo que explicaría tanto la avería del tren de aterrizaje como -y ésta es otra hipótesis- el incendio de los reactores, ya que el caucho de los neumáticos habría sido absorbido por las turbinas de los motores provocando su incendio y destrucción.

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Una vez escuchadas las dos cajas negras; la que graba las conversaciones entre los pilotos y la torre de control y la que guarda constancia de todos los datos técnicos del vuelo, la BEA (Oficina de Investagación de Accidentes) ha confirmado que el avión tenía problemas con su tren de aterrizaje, que no obedecía a las órdenes del comandante Marty. La BEA no ha querido confirmar, pero tampoco desmentir, que un objeto o cuerpo no identificado podía haberse encontrado en el interior del motor averiado. "Tenemos que analizar, comparar y validar unos 600 datos extraídos de la segunda caja negra", dijo Didier Bonnel, la BEA. Además de la avería, ya conocida, en el motor número dos, que fue reparado justo poco antes del despegue a petición del comandante, los tripulantes anunciaron que el reactor número uno registró una reducción de sus "parámetros" en dos ocasiones, precisó la BEA. El motor uno experimentó por segunda vez esa pérdida antes de que "el avión se inclinara fuertemente hacia la izquierda y se estrellara".

Por su parte el fiscal de la República en la zona, Xavier Salvat, ha recordado que "el trabajo de los tres magistrados instructores tiene todas las prioridades pero sin que eso signifique que no colabore y se nutra de la encuesta administrativa de la BEA". Salvat confirmó que habían sido "localizados y recogidos 113 cuerpos pero ahora hay que proceder a su identificación con la ayuda de la policia judicial alemana" y repitió que la investigación había sido abierta por "homicidio y lesiones involuntarias"

Los expertos de Air France se niegan, de momento, a establecer la menor relación de causa-efecto entre la reparación de última hora efectuada en el motor 2 -el de la ala izquierda, parte interior- y el hecho de que después no funcionase y, sobre todo, se incendiase. "Los inversores de potencia, la pieza cambiada, se sitúan en el exterior, a la salida de la turbina y no creemos que la reparación haya podido provocar el incendio".

La compañía aérea francesa ha decidido abonar a los familiares de los fallecidos 140.000 francos (unos 5 millones y medio de pesetas) por cada una de las víctimas, cantidad que no prejuzga la cifra que posteriormente decidan pagar las compañías de seguros. El coste global del accidente del Concorde para las aseguradoras se sitúa alrededor de los 350 millones de dólares (61.250 millones de pesetas) una cantidad que las propias compañías admiten que se hubiera duplicado en el caso de que los muertos hubiesen sido ciudadanos estadounidenses".

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Algunas de las informaciones suministradas en un primer momento se han revelado inexactas. El Concorde accidentado era el más antiguo -salió de la cadena de montaje en 1975 y no en 1980, como se había dicho- de entre los que siguen en servicio pero, en cambio, era el que tenía menos horas de vuelo, por debajo de las 12.000.

Los investigadores tienen que realizar ahora "un trabajo de hormiguitas para intentar recuperar, en la medida de lo posible, las más de 100.000 piezas que componen un Concorde", dijeron ayer fuentes de la investigación. Pero ayer, en París, los verdaderos protagonistas fueron las víctimas del accidente. En su memoria se realizó una ceremonia fúnebre pluriconfesional en la iglesia de la Madelaine a la que asistieron varios ministros franceses y alemanes. También en su honor, durante un minuto, reinó el silencio en los aeropuertos de Roissy y Orly.

El mito Concorde, hasta ahora protegido por una imagen que relaciona lujo y velocidad, nunca había sido puesto en cuestión por un accidente. Y éste parece haber desatado la locuacidad de algunos, como de uno de los 36 miembros de las tripulaciones Concorde que, sin querer revelar su identidad, ha confesado que "el ambiente entre nosostros es accidentógeno. Hay que atreverse a decirlo pero es así. Vamos siempre al límite. Un Concorde no te da una segunda oportunidad. Hay que reaccionar muy deprisa".

Otro piloto, sin ir tan lejos en sus apreciaciones sobre la manejabilidad del aparato, sí puso en cuarentena el optimismo del ministro de Transportes francés, Jean Claude Gayssot, sobre el largo futuro que tiene por delante el avión supersónico de pasajeros y le desafió con sus palabras ante una cámara de televisión: "Lo único que yo puedo asegurar es que no volveré a tripular un Concorde mientras no sepa lo que ha ocurrido", dijo.

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