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Feria de Santander

¿Qué quieren?

La verdad es que visto lo visto cabe preguntarse ¿qué quieren las figuras? Han tenido ante sí un encierro regularmente presentado y noble, sin problemas, con el público a favor y no ha pasado nada de nada. Lo único que les queda a estas figuras de papel es el recurso de usar la mano derecha. Y digo recurso porque ni con ella torean, se defienden sin más. Como suceda lo de hoy, que varios animales tenían su mejor recorrido, su mayor nobleza por el pitón izquierdo, amén de darse cuenta tarde, cuando utilizan esta mano, es para dar izquierdazos que no naturales, siendo enganchados, acosados y arrollados, no teniendo otra salida que utilizar el recurso de los derechazos para plantear faenas sin sentido, llenas de trapazos, largas en exceso, yéndose por último al arrimón para la galería o al adorno fácil que les pueda solventar la papeleta en estas ferias denominadas amables.De esta falta de práctica con la mano izquierda bien pudiera tener la culpa el Reglamento por permitir usar la espada simulada. Si estos destajistas de la franela tuvieran que usar la tizona de verdad durante la faena no resistirían tanto, el peso de la muleta y de la espada se lo impedirían, y estarían obligados a utilizar la izquierda, salvo peligro de coger una tendinitis, y lo que es mejor, serían más cortas las faenas, no por falta de voluntad, que voluntad es lo que sobra y calidad es lo que falta, sino por fatiga en el brazo derecho. Esto serviría para aclarar una de las crisis que sufre el toreo por falta de la utilización de una mano.

Montalvo / Ponce, Puerto, Juli

Toros de Montalvo, que sustituyeron a los anunciados de Antonio Bañuelos. 1º, 2º y 3º, justos de presentación, flojos, manejables; 4º, inválido; 5º y 6º, bien presentados. Enrique Ponce: pinchazo, media trasera (ovación y saludos); trasera desprendida (ovación y saludos). Víctor Puerto: pinchazo hondo, dos descabellos (ovación y saludos); dos pinchazos, entera (vuelta al ruedo). El Juli: pinchazo, entera contraria, descabello (ovación y saludos); cinco pinchazos, casi entera (división de opiniones). Plaza de Santander, 26 de julio. 5ª corrida de feria. Lleno.TOMÁS BLANCO, Santander

Enrique Ponce, en esta su primera cita con la afición de Santander, ha demostrado una vez más que tiene su mente en otro sitio. Aburrido como siempre, hasta con el capote, se vio arrollado al torear al natural teniendo que volver a lo de nunca, al toreo despegado, sin transmisión, sin hondura, con el abuso del pico de la muleta que realiza con su mano derecha. Ponce no concibe una faena sin el uso del extremo de la misma. Temple no se le puede negar, la pena es que lo usa para sacar a los toros, no para traerlos. Como ni él mismo se llena con lo que hace se pasa de faena, teniendo problemas a la hora de la suerte suprema, en la que por cierto cada vez toma más precauciones. Hoy por fallarle, le ha fallado hasta la gracia. Sus dos faenas han sido un calco.

Víctor Puerto tiene otro concepto del toreo, pero no lo debe tener claro del todo. Ha sido tanto lo que ha intentado y lo que no ha terminado que sus dos faenas han sido un trajín continuo de pases sin sentido, cortando las series sin venir a cuento, intercambiando pases por alto, molinetes, redondos y un largo etcétera, recurriendo a un arrimón para poder llegar a los tendidos. Valor, honradez y entrega nadie se lo puede discutir. Pero hoy en Santander Puerto no ha toreado.

El Juli lleva la alegría a los tendidos con sus vistosos quites de capa pero el toreo fundamental como es la verónica, no se le ha visto en Santander. Lo de las banderillas es algo inusual en un matador que se precie ser figura del toreo. Los pares los prende siempre por el pitón derecho, a toro pasado, con todas las ventajas del mundo, aplicando la triquiñuela del adorno, con lo que motiva la exaltación de un público poco curtido en lides taurinas. Con la muleta nunca sentó las zapatillas, siendo arrollado, tropezado y desarmado por ambos pitones, sobre todo al natural. El Juli llenó la plaza. Sus seguidores le aplaudieron, pero dejó claro en este su paso por la Feria de Santiago después de dos actuaciones, que el toreo de El Juli es como las estufas de antes, que calientan pero no queman.

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