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Problemas mayores

La figura del abuelo cumple aún su papel imprescindible en la familia, pero socialmente no corren buenos tiempos para los ancianos. Es un sector electoralmente cortejado, pero que sufre penurias y la amenaza de pensiones insuficientes. Hoy es el Día Internacional de las Personas Mayores.La población española envejece (sólo 1,07 hijos como tasa de natalidad) y las necesidades sanitarias y paliativas aumentan. Más de 6,8 millones de españoles tienen más de 65 años y de ellos 1,5 millones pasan de los 80. El 40% del gasto sanitario en ambulatorios corresponde a mayores de 65 años. "Antes a los ancianos se les respetaba socialmente, pero ahora que somos personas mayores nos va peor", dice con guasa Pedro Gómez Fernández, de 75 años, de la junta directiva de la Asociación de Consejos de Residentes (ACR) de la Comunidad de Madrid.

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En España, según un informe de Winthertur Salud del pasado abril, hay 191.358 plazas en residencias, lo que equivale a una oferta para el 3% de los ancianos, mientras que la media es de más del 5% en los países de la OCDE. Ochenta mil plazas españolas las ocupan ancianos discapacitados. Según el informe de Winthertur Salud, la atención domiciliaria -complemento a las residencias- es en España muy baja: sólo cubre al 1,6% de los mayores; baste con señalar que en Bélgica llega al 20% y en Francia al 11%. La cruda verdad es que el 73% de los ancianos dependientes tiene que recibir ayuda de sus familiares o de voluntarios. Una ONG especializada, Solidarios para el Desarrollo, pide ahora 100 voluntarios para su programa de atención a domicilio (teléfono 902 123 125).

"Da la impresión de que se quiere que la gente mayor cada vez ingrese menos en residencias y se quede en casa", dice Paulino Pérez, de 78 años, directivo de la ACR. "Escasea ya el personal que trabaje en las residencias. Hay un 20% de bajas laborales, las suplencias sólo funcionan en vacaciones y los fines de semana muchos centros son asistidos ineficazmente", indica su compañero Jenaro de Pedro, de 76 años.

Un estudio de la revista Consumer, del grupo Eroski, concluía en febrero que los servicios son mejores en las residencias públicas que en las privadas. Las públicas cuestan una media de 116.000 pesetas al mes, y a quienes no pueden costear ese precio se les aplica como tarifa el 75% de su pensión. Las privadas valen una media de 150.000 pesetas. "Tras pagar la residencia, a cada uno nos quedan entre 10.000 y 15.000 pesetas de media, y con eso tenemos que costearnos transporte, aseo personal, ropa, calzado, peluquería, teléfono, dentista, podólogo, óptico...", dice Gómez Fernández.La ACR confía en el buen sentido de las autoridades: tiene cita en septiembre con la consejera madrileña de Asuntos Sociales, Pilar Martínez.

Según el estudio de Consumer, un 4% de las públicas no da una atención adecuada; en las privadas alcanza el 22%. La principal queja es la falta de intimidad y la carencia de cuarto de baño completo. Sólo el 20% de los centros tiene fisioterapia.

Un 71% de los establecimientos tiene lista de espera. Unos 85.000 aspirantes esperan plaza en residencias públicas, aunque no hay cifras centralizadas en el Imserso(Instituto de Migraciones y Servicios Sociales), ya que la atención a los ancianos es competencia de las comunidades autónomas.

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