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Entrevista:NILDA SUSANA GORVEÍNPSICÓLOGA

"Es arriesgado buscar pareja después de romper una relación"

Mikel Ormazabal

Nilda Susana Gorveín de Groisman es profesora de psicología de la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y "mediadora" en procesos de separación de parejas. Toda ruptura conyugal exige, a su juicio, guardar un periodo de duelo, "igual que tras el fallecimiento de un familiar querido". Durante su conferencia El duelo tras la ruptura de la pareja, la psicóloga explicó en los Cursos de Verano de la UPV que el duelo es "un ejercicio de introspección".Pregunta. ¿Qué pasa tras un divorcio?

Respuesta. El divorcio es un conflicto multicausal, la consecuencia muchas razones superpuestas en periodo diversos dentro de una relación. En general, las causas verdaderas muchas veces coinciden con expectativas no cumplidas. Los divorcios malignos (el 80% de los casos) ocasionan traumas psíquicos en los hijos y adultos, y llevan aparejado un duelo, como sucede tras el fallecimiento de un pariente o amigo. El afectado tiene que procesar una serie de información que ha registrado de ese vínculo.

P. ¿Cómo es el duelo?

R. El duelo tiene mucho que ver con la forma en que se produjo la ruptura. Si fue muy traumática para ambos, sin perjuicio de la desigualdad del razonamiento y los estilos entre el hombre y la mujer, el duelo es parejo porque ambos han sufrido, y la superación es muy costosa. Si la separación es porque uno de los dos fue infiel, el duelo puede llegar a ser más llevadero.

P. ¿Cuánto tiempo dura el duelo?

R. En el duelo no hay un tiempo establecido, depende de los recursos personales frente a los conflictos, aunque por regla general dura entre un año y un año y medio. También tiene que ver si hay hijos y quién se queda con ellos. Cuando se quedan con la mujer, muchas veces hay que compartir el periodo de duelo con la obligación de ocultar a sus hijos el sufrimiento y el dolor que padece por la ruptura.

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P. ¿No sale más beneficiado el cónyuge que se queda con los hijos? Los menores son un reconfortante anímico.

R. Quedarse con los hijos supone una carga y una responsabilidad añadida, aunque es innegable su nivel de satisfacción. Tiene la doble faceta de disfrutar de la alegría por quedarse con los hijos y la dificultad de atravesar la etapa de duelo. Son procesos que van paralelos. Los hijos también tienen que guardar su periodo de duelo porque dejan de estar con uno de sus progenitores.

P. ¿Qué refugios encuentran los separados?

R. Hay diferentes estrategias, pero depende de los recursos personales, de la fortaleza para salir de los conflictos, de sus ocupaciones laborales y de ocio, de si tienen un contexto social favorable, de cómo se ha hecho la repartición de los amigos. El acompañamiento de la familia extensa es importantísimo, porque el abrigo de los padres, abuelos e hijos ayuda a contener el proceso de duelo.

P. ¿Es aconsejable buscar otra compañía sentimental para remontar el duelo?

R. Es arriesgado entrar a buscar rápidamente a buscar una pareja porque todavía no se tienen las cosas claras. Lo más urgente es asumir la ruptura, el cambio, y realizar una tarea de introspección, de revisión personal. Salir a la búsqueda de otra pareja requiere un análisis muy serio y detenido, reposado, para evitar caer otra vez en los mismos errores que se cometieron con la pareja anterior. Si no se hace esta reflexión se puede caer en la misma situación y tener la misma frustración. En la segunda oportunidad, hay que poner las cosas encima de la mesa y diseñar un proyecto de vida con la nueva compañía capitalizando lo que pasó antes sin dejarlo en el olvido. Esto es saludable tanto para el hombre como para la mujer. En las estadísticas el hombre es el primero que sale a buscar una pareja porque en la mayoría de los casos la mujer se queda con los hijos y no es frecuente encontrar un hombre que acepte juntarse con una mujer que ya tiene hijos.

P. ¿Qué heridas quedan sin cerrar?

R. Si ha existido violencia, siempre quedan marcas. La cicatriz queda impregnada en la memoria. Si la convivencia fue buena, pero surgió una infidelidad, la cicatriz se reduce al engaño y la sensación de dolor se puede superar. No quedan heridas abiertas de por vida, salvo en casos muy extremos y en personas proclives a la depresión o a trastornos emocionales.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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