Aznar propondrá mañana a Zapatero en La Moncloa una relación "abierta y estable"
José María Aznar localizó a media mañana de ayer al nuevo líder del PSOE por teléfono y le felicitó por su elección. Acordaron un encuentro inmediato, mañana en La Moncloa, y Aznar le ofreció su disponibilidad a una relación "abierta y estable". La agenda de esa cita está marcada, en primer lugar, por la preocupación de ambos ante la ofensiva terrorista. José Luis Rodríguez Zapatero también reclama un pacto de Estado casi al mismo nivel para el fenómeno de la inmigración. Javier Arenas le auguró a Zapatero dificultades en su liderazgo por haber sido votado por el 41% de los delegados.
Aznar intentó charlar a primera hora de ayer con Rodríguez Zapatero y no le encontró. Tras la reunión de la Junta Directiva del PP, sobre las doce y media de la mañana, le pudo expresar telefónicamente su enhorabuena por su triunfo y le ofreció una reunión cuanto antes. Fuentes de La Moncloa subrayaron que se trató de una "conversación a la española". Es decir, Aznar le propuso coloquialmente a Zapatero verse cuando quisiera y el nuevo líder del PSOE le comentó que no había ningún problema para que esa charla fuese inmediata.Los equipos de ambos dirigentes cruzaron sus agendas y señalaron la cita para las cinco de la tarde de mañana, en La Moncloa. Será su primera fotografía juntos. En Moncloa, donde la semana pasada no veían hueco para esa reunión antes del verano, resaltan ahora la buena disposición de Aznar con el dato de que a esa hora tenía fijada ya la constitución del primer Consejo asesor de Política Exterior, que se aplaza a la siete de la tarde.
Euskadi e inmigración
El presidente del Gobierno sí aprovechó esa breve conversación de cortesía para trasladarle en directo a Zapatero lo que le había comentado unas horas antes a la cúpula de su partido. Aznar se propone mantener con el nuevo secretario general del PSOE una interlocución "abierta y estable", algo que jamás ha hecho con Felipe González, Joaquín Almunia y José Borrell.Rodríguez Zapatero ya avanzó, durante sus intervenciones en el 35º congreso del PSOE de este fin de semana, dos asuntos que deberían requerir una preocupación urgente y conjunta del Gobierno y el principal partido de la oposición: cómo reaccionar con serenidad y confianza pero con un plan activo y no partidista de paz en Euskadi y cómo abordar con una mayor "dignidad moral" el problema creciente de la inmigración. Ambas cuestiones están entre las prioridades básicas del Gobierno.
El secretario general del PP, Javier Arenas, no desaprovechó ayer la última Junta Directiva Nacional de su partido antes del verano para pronosticarle a Zapatero "problemas y dificultades" para gestionar su liderazgo por haber sido votado sólo por el 41% de los delegados, aunque su Ejecutiva la refrendaron el 90%.
El dirigente del PP empezó por felicitar también a Rodríguez Zapatero, pero para recordarle al PSOE que nadie le llamó a él desde ese partido cuando fue elegido número dos de los populares en el XIII congreso de enero de 1999. Arenas, en realidad, de lo que quería presumir ayer era del comportamiento "de escrupuloso respeto" que el PP ha mantenido ante este proceso interno del PSOE. Primero para subrayar que este partido no actuó en su día igual. Y luego para sugerir que ese trato con este tipo de actos de los adversarios políticos debería incorporarse a la tradición democrática del país.
Arenas no quiso opinar sobre las propuestas, alternativas, proyectos y contenidos del nuevo equipo dirigente del PSOE porque entiende que hasta ahora no han adelantado nada. Tampoco se pronunció sobre la evidente renovación del equipo. Ni sobre el papel teóricamente jugado por Felipe González. Y minusvaloró la relevancia de que Manuel Chaves sea el nuevo presidente.
El número dos del PP sí apuntó que el escenario será distinto desde septiembre y constató que desde las elecciones de marzo pasado su partido ha estado solo como referente político del país. También sentenció que no ve "ninguna similitud" entre este proceso vivido ahora por el PSOE y el que registró hace 10 años el PP con el congreso de la refundación y la confirmación de Aznar en Sevilla.
Arenas no observa "ninguna inquietud" en el PP para adoptar como el PSOE el sistema de primarias para nominar al candidato que sucederá a Aznar. Y sí resaltó, por contra, que cuando abran ese debate (en el PP esa designación la decidirá la Junta Directiva Nacional en el año 2003 y no un congreso) no encontrarán dificultades: "El PP no tiene un problema de conocimiento amplio en sus principales dirigentes entre la sociedad española".
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