Lou Reed venció a la lluvia en la última noche del Doctor Music
Repertorio
Al final, la predicción de las vacas que se echaban resultó más certera que las de muchos institutos de meteorología y la tercera jornada del festival Doctor Music se vio el domingo completamente empapada a eso de las siete de la tarde, cuando un aguacero que habría de durar alrededor de una hora hizo temer por la feliz conclusión de aquél. Afortunadamente, el evento acabó como había empezado: con buena música. La asistencia total quedó al final determinada por la organización en 14.000 personas y la infraestructura se ha revelado como idónea para este tipo de acontecimientos.Los británicos Chumbawamba o Gómez pusieron la miel en los labios de los degustadores del buen pop de ahora mismo. Mientras, la carpa Búfalo Space seguía deparando buenas sesiones de sonidos duros con dos grupos nacionales que dejaron un extraordinario sabor de boca: Ktulu y Hamlet.
El escenario más grande fue reservado para el rock de éxito masivo. Los primeros fueron los murcianos M-Clan, que ofrecieron una buena ración de rock del de toda la vida.. M-Clan volvió a demostrar que lo suyo es el directo.
El plato fuerte de la noche era, sin duda, la actuación del neoyorquino Lou Reed, cuyo nombre sigue teniendo el poder de convocatoria suficiente para que el personal aguantara a pie firme sobre los charcos y bajo una fina e insistente llovizna hasta 40 minutos. Cuando el escenario quedó convenientemente seco, el chaval de Coney Island hizo su aparición. La cuestión era, a aquella hora, qué Lou Reed iba a presentarse: el solemne, somnífero y altivo cantante intimista de los últimos discos o uno más condescendiente y con deseos de compartir algunos de los anhelos del público. Gracias a Dios, se apareció el segundo.
Reed ejecutó casi hora y media de repertorio, en el que se dieron cita temas de sus últimos y pocos relevantes discos, especialmente Ectasy, junto a otras joyas más antiguas que fueron recibidas con enorme ilusión: Turn to me, del disco New sensations de 1985, Romeo and Juliette y Dirty boulevard, de su más reciente New York, y antiguas piezas que, esta vez sí, tocó con las ganas necesarias: Sweet Jane, Vicious y la hermosísima Perfect day. Lou Reed se impuso por ley a la lluvia y dejó más que satisfechos a sus empapados seguidores.Como broche de oro en el escenario La Vaca, los madrileños Dover volvieron a exhibir la fórmula que les ha conducido al éxito y a demostrar que su directo cuenta con adeptos a niveles masivos. El grupo hizo sonar con potencia y claridad sus temas más conocidos e incluso se permitió el lujo de una versión de modo delicado del clásico de Cindy Lauper Time after time. Tras ellos, el personal, ya exhausto, no quería decir adiós a estos tres días de música joven en La Morgal y se dispuso a quemar las últimas energías disfrutando de la música electrónica de Letfield y Alaska y Fangoria. Ellos dieron el último mugido de La Vaca de 2000.
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