Asesinadas 38 personas en Argelia este fin de semana en varios actos terroristas

Un falso control de carretera entre las localidades de Guellalza y Ras el Aïn, cerca de Mascara, a 360 kilómetros de Argel, y establecido por supuestos militantes radicales islamistas disfrazados de soldados, causó el viernes la muerte de cinco personas, entre ellas una pareja de recién casados que acudía al banquete de celebración de su boda. Son algunas de las 38 muertes ocurridas en este violento fin de semana en Argelia, uno de los peores de julio, un mes que ya acumula 250 víctimas.En el mismo lugar, ese grupo de hombres vestidos con ropas militares abrió fuego contra el autobús que transportaba a algunos de los invitados al enlace, según informó ayer el periódico argelino El Watan, sin que se sepa el número de muertos o heridos de ese segundo atentado terrorista.

Las fuerzas de seguridad argelinas desplegaron hace una semana una importante operación antiterrorista en las montañas de la región de Collo, al este del país, que todavía se halla en marcha, y durante la cual han abatido a 25 terroristas, según informaciones oficiales.

Desde el 13 de enero, fecha en la que entró en vigor la ley sobre la concordia civil argelina, también conocida como la ley del perdón, han perdido la vida de forma violenta 1.300 personas. Esa ley permitió la salida de la cárcel de aquellos militantes islamistas que abdicaron de la lucha armada y que carecían de delitos de sangre. Los atentados de estos meses han sido perpetrados por dos bandas extremistas que se niegan a abandonar la lucha, el Grupo Islámico Armado (GIA) -responsable de la muerte de numerosos extranjeros- y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), de nueva creación y considerado el más radical de los dos.

Argelia ha vivido desde 1992 una guerra civil soterrada en la que han perdido la vida cerca de 100.000 personas, según los datos ofrecidos por diversas ONG dedicadas a los derechos humanos y el propio Gobierno estadounidense. El Ejecutivo argelino, que jamás reconoció más de 26.000 muertos, aceptó este año, por boca de su nuevo presidente Abdelaziz Buteflika, la cifra de los cien mil.

El recrudecimiento de la actividad armada de las bandas islamistas más violentas suponen un serio revés a la política de concordia del presidente y podría dar alas a los sectores más duros del régimen.