Mugabe asegura que va a "redistribuir" cinco millones de hectáreas
Con motivo de la inauguración de la sesión del nuevo Parlamento tras las elecciones de junio, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, se comprometió ayer a acelerar el programa de redistribución de tierras, que ha causado enfrentamientos entre propietarios blancos y aspirantes a colonos. Mugabe también aseguró ayer que, al adoptar esta y otras medidas, su Gobierno pondrá fin a la peor crisis económica vivida desde la independencia del castigado país africano, en 1980. "El programa de redistribución de tierras está siendo acelerado y planeamos adquirir al menos cinco millones de hectáreas para redistribuirlas", dijo el presidente. En junio, las autoridades anunciaron la expropiación de granjas pertenecientes a los blancos. Alrededor de 4.500 granjeros blancos controlan el 70% de las mejores tierras de Zimbabue.
"Esto debe suponer un aumento de la producción agrícola y la participación indígena en el marco económico", añadió el presidente. "Hasta la fecha, la economía se ha caracterizado por una fuerte inflación y unos tipos de interés elevados, bajas reservas de divisas y un alto déficit presupuestario".
Mugabe mencionó también la puesta en marcha de un programa para reducir la inflación y restaurar la estabilidad macroeconómica. Asimismo, afirmó que se acelerarán las privatizaciones y se impulsará el turismo, un sector que ha abandonado Zimbabue tras el recrudecimiento de la violencia, que se ha cobrado 34 muertes desde febrero.
Abucheos de la oposición
En el nuevo Parlamento de Harare, la capital, el Movimiento para un Cambio Democrático (MCD) ocupa 57 escaños, y uno, el pequeño partido de oposición (ZANU-Ndonga), frente a los 62 escaños del ZANU-PF (en el poder), a los que se suman 30 escaños adicionales nombrados por Mugabe. Fuera de la sede parlamentaria, las fuerzas policiales tu- vieron que separar a los partidarios de Mugabe y a los del MCD. Los primeros vociferaban que el presidente resolverá los problemas del pueblo, mientras los segundos, cerca de 3.000, lanzaban abucheos, al grito de Chinja (cambio).
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