Ejemplar investigador de siniestros

Antonio Bravo Orellana, un ejemplar investigador de accidentes, murió ayer en un desgraciado accidente. El agente, de 55 años, ingresó en el cuerpo de la Policía Municipal de Madrid en 1969 y pasó por diferentes secciones hasta recalar en la unidad de investigación de accidentes. Antonio Bravo Orellana pertenece a la 18ª promoción de la Policía Municipal de Madrid (este año ha ingresado la 38ª). Sus primeros destinos fueron en la sección montada y en la Unidad de Circulación. Allí estuvo los siete primeros años de su carrera profesional. A la unidad ecológica dedicó otras tres temporadas hasta que pasó a formar parte de la recién creada Unidad Especial de Tráfico. Esta sección fue rebautizada años después con el nombre de Unidad de Investigación y Prevención de Accidentes, que se encarga de los radares móviles y de redactar los atestados de los accidentes de circulación.

Antonio Bravo Orellana sólo abandonó la Policía Municipal de Madrid entre mayo de 1992 y junio de 1993 para dirigir la Policía Local de Algete. "Como jefe era el mejor, porque era ante todo un compañero. Cuando uno de los agentes recién licenciados cometía un error, no pasaba nada, él trataba de enseñar", señaló ayer el actual jefe de la Policía Local de Algete, Javier Sanmartín Castro, a Europa Press.

Había recibido la medalla y la cruz al mérito policial, por los trabajos realizados. El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, le impuso ayer a título póstumo la medalla de la Policía Municipal de Madrid, la máxima distinción de este cuerpo, y el ascenso a cabo.

Bravo Orellana vivía en Getafe. Estaba casado y tenía dos hijos (un varón y una mujer). En su memoria se ofició ayer una misa de cuerpo presente en el gimnasio de la Jefatura de la Policía Municipal, tras lo cual fue enterrado en el cementerio de Getafe.