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Un coche atropella de muerte en la M-30 a un policía y al conductor al que éste había multado

El vehículo chocó antes con la mediana en una curva de la avenida de la Ilustración

F. Javier Barroso

Antonio Bravo Orellana, policía municipal de 55 años que patrullaba la M-30 de madrugada en servicio de radar, y Alfonso Javier Gil Gutiérrez, conductor de 27 años que había sido multado por el agente por exceso de velocidad, murieron ayer arrollados por otro turismo cuando cumplimentaban los trámites de la sanción. El vehículo que les atropelló chocó antes contra la mediana y salió despedido hacia el lugar donde se encontraban los dos hombres.

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El accidente ocurrió a la 1.40 en el kilómetro 25,900 de la M-30 en sentido hacia la carretera de A Coruña. El agente, experto en investigación de accidentes, había detenido a un Seat Córdoba para notificarle la sanción por exceso de velocidad detectada por radar móvil. Pararon en el arcén: primero, el vehículo camuflado donde está instalado el radar; después, el coche infractor, y delante, un coche patrulla de la Policía Municipal.El agente Antonio Bravo Orellana se había bajado del coche patrulla y había pedido la documentación al infractor del Seat Córdoba para rellenar el boletín de denuncia. El conductor se bajó del vehículo, porque tenía la documentación en el maletero, según explicaron ayer fuentes policiales. En esos momentos, un Peugeot 306 entró a gran velocidad en la curva y sobre dos ruedas, según la versión de la Policía Municipal. El conductor del vehículo, Juan Felipe G. G., de 20 años, intentó enderezar su vehículo, pero no pudo y chocó contra el murete de la mediana de la M-30. La fuerza que llevaba hizo que rebotase y que se dirigiera de lleno contra la parte trasera del Seat Córdoba, con tan mala fortuna que se encontraban en ese punto el agente de policía y el conductor sancionado.

El agente sufrió fractura de cráneo, de barbilla y un fuerte golpe en el tórax. Los médicos de una UVI móvil del Samur intentaron reanimarle sin éxito. El conductor del Seat Córdoba presentaba numerosos golpes por todo el cuerpo. Entró en las urgencias del hospital La Paz en estado crítico y murió a los pocos minutos, según informó la Policía Municipal.

El Peugeot 306 continuó avanzando, tras chocar contra las dos víctimas. Salió rebotado y volvió a chocar contra la mediana, donde ya se detuvo. Su conductor, Juan Felipe G. G., resultó ileso. Los agentes de la Policía Municipal le hicieron de inmediato la prueba de alcoholemia, que dio resultado negativo. Fue detenido y puesto a disposición de la Unidad de Investigación y Prevención de Accidentes (UIPA). Se negó a declarar y fue puesto en libertad. El conductor obtuvo el permiso de conducción hace dos años.

Un portavoz de la sección de Tráfico de la Policía Municipal destacó que los vehículos policiales estaban "perfectamente señalizados". Llevaban puestos los rotativos luminosos, en especial el coche patrulla, que emite unos fuertes destellos amarillos por la parte trasera del vehículo. El coche radar también tenía puestas las luces azules y en una pantalla que llevaba en la luneta posterior se podía leer "Precaución" en letras rojas. "El coche que venía desde la curva les tuvo que ver perfectamente. La curva es muy abierta, era de noche y está en bajada", señaló este mando policial. "El problema sobrevino, según creemos, porque al ir sobre dos ruedas no pudo controlar el vehículo".

El agente llevaba puesto, además, un peto reflectante, con la inscripción de "Policía Municipal de Madrid". Un compañero suyo señaló ayer que la zona donde ocurrió el accidente "no es peligrosa". "El accidente se ha producido porque cuando los conductores pasan los semáforos de la avenida de la Ilustración aceleran sin darse cuenta de que viene una bajada que, tomada a mucha velocidad, es muy peligrosa", afirmó este agente.

La concejal de Seguridad Ciudadana y Policía Municipal, María Tardón, destacó ayer "la profesionalidad y la total entrega" del agente fallecido. La edil lo conoció personalmente cuando visitó nada más tomar posesión de su cargo las dependencias policiales de la calle del Plomo, donde está la UIPA. Los representantes de los sindicatos Colectivo Profesional de Policía Municipal (CPPM) y de CC OO lamentaron ayer la muerte de Bravo Orellana y destacaron que se trató de "una fatalidad".

En 1998 se incrementaron los accidentes de tráfico en la M-30 en un 24% (pasaron de 1.401 a 1.746) ante la falta de radares. El Ayuntamiento de Madrid puso en marcha los radares móviles y duplicó en 1999 el número de multas. Cada día se sancionó de media a 65 conductores.

Hace nueve años, otros dos agentes municipales en un coche patrulla en servicio de radar murieron en la M-30. Ocurrió el 19 de noviembre de 1991, junto al parque Tierno Galván. Un vehículo, conducido por un toxicómano con siete antecedentes penales por tráfico de drogas, les embistió por detrás y les causó la muerte.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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