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Reportaje:EUSKAL HERRÍA ESCONDIDA

Datos prácticos

La fábrica

Cómo llegar: La iglesia de San Andrés en Elciego se encuentra en un extremo del casco histórico de esta localidad de la Rioja Alavesa. Desde Vitoria, el camino más corto es por la A-2124 hasta Hospital de Leza, desde donde sale la A-3212 que llega hasta Elciego. Los que acudan desde San Sebastián pueden seguir este camino, mientras que aquellos que se acerquen desde Bilbao pueden optar por ir por la A-68 hasta Cenicero, desde donde se llega a Elciego en unos minutos.Alojamiento: En Elciego no hay posibilidad de hospedaje, aunque próximamente va a abrir sus puertas un hotel. En Laguardia hay dos establecimientos de turismo rural: Erletxe (tel. 941 121015) y Larretxori (941 600763). En cuanto a la oferta hotelera en el resto de la Rioja Alavesa, se pueden citar: en la citada Laguardia, Antigua Bodega Cosme Palacio (941 121195), Castillo El Collado (941 121200), Marixa (941 600165), Pachico Martínez (941 600009) y Posada Mayor de Migueloa (941 121175). Ya en Samaniego, el Palacio de Samaniego (941 609151) y en Villabuena, el Viña Villabuena (941 609086).

Comer: Además de los establecimientos antes citados, en Elciego se encuentra el conocido restaurante Txisko (941 606008) y en verano se puede comer en el bar de las piscinas (941 606331). En Laguardia se puede acudir al Biasteri (941 625003) y al Bodegón Laguardia (941 600139).

La competencia de Frank Gehry

Es cierto que la iglesia no se levantó de la nada. Antes de que comenzara esta magna obra, ya había en el lugar un templo, como revelan los restos de gótico tardío que se aprecian en el edificio. Por supuesto, no era la primera construcción cristiana que aprovechaba restos anteriores. Pero esa especial ubicación echaría para atrás a cualquier espectador de hoy que tuviera que utilizar los medios de entonces. Sin embargo, había que poner en marcha la fábrica de la época. En principio, en la construcción de estos templos no se escatimaba el dinero, y eran muchos los trabajadores que venían de otros lugares más pobres a ganarse la vida. En concreto, parte de los canteros que trabajaron en la iglesia de San Andrés procedían de la localidad vizcaína de Markina.La construcción de la iglesia debió de comenzar por los pies, mientras se iba preparando la plataforma donde se ubicaría el ábside. Paseando por el edificio, no es difícil imaginar el trajín de canteros, albañiles y otros artesanos que tardaron casi tres cuartos de siglo (la segunda mitad del XVI y parte del primer tercio del XVII) en levantar el edificio. Las obras estuvieron en su mayor parte dirigidas por los Emasabel y no sería de extrañar que fuera uno de ellos el que se encargó de construir una de las joyas del templo, aunque no sea la más visible.

Si se tiene la oportunidad de que el sacerdote responsable del templo, Tomás Ruiz de Eguilaz, abra la puerta de la escalera que conduce al campanario, se puede disfrutar de una obra de cantería ahora inimaginable sin los modernos programas de diseño por ordenador. Frente a otras escaleras de caracol que se construyen alrededor de una columna, ésta de San Andrés de Elciego está realizada a partir del vacío de este soporte: desde abajo se puede observar el hueco al que hacen referencia todas las piedras, cuidadamente labradas y cada una diferente de las otras, que ascienden en una unión increíble hasta lo alto de la torre.

Es una obra realizada a mano, con cálculos sencillos, y con la certeza que les daba la experiencia a estos artesanos de que cada golpe del martillo al cincel era en el lugar apropiado de la piedra virgen en busca del escalón correspondiente.

La aparente sencillez de esta construcción secundaria (de indudable complejidad real) contrasta con la ornamentación interior de la iglesia. La riqueza de Elciego, ya independiente, se comprueba en la calidad de los retablos, las pinturas murales o los óleos que adornan el templo. El retablo mayor, de época barroca, se ubicó en un ábside pintado en oro que casi no necesitaba de esa gran obra realizada entre 1727 y 1729. Su imponente presencia domina todo la nave principal y apaga en parte las pinturas murales de los laterales del ábside, que se realizaron poco después.

Entre otros elementos de la iglesia de San Andrés que merecen una parada hay que señalar el coro y el órgano. Este último, construido por Juan Monturus, un artesano francés exiliado con la Revolución, es uno de los instrumentos más interesantes de Álava, pese al deterioro que ha sufrido con los años.

Y para terminar, las sacristías. La vieja, de escaso interés artístico, tiene, sin embargo, el atractivo de su centenaria caja de caudales empotrada en la pared y cuyas dos puertas y cuatro cerraduras servían para guardar las riquezas de Elciego en tiempos de conflicto. La otra sacristía, la nueva, fue diseñada por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel a finales del XVIII y mantiene el recuerdo de los tiempos en que en San Andrés oficiaban hasta diez curas.

El recorrido no puede finalizar sin echar un vistazo a las reliquias de los mártires de Cardeña, de quienes se muestran un fémur y una dentadura. Fueron entregados a Elciego por uno de sus hijos más celebres, Francisco Navarrete, quien llegó a ser arzobispo de Burgos. Y es que una iglesia sin reliquias no es iglesia.

La catedral del vino que proyecta levantar Frank Gehry a unos cientos de metros de este lugar tendrá que competir con todos estos elementos, acumulados y creados a lo largo de los siglos y que hacen de este templo uno de los más interesantes de la Rioja Alavesa.

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