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El Gobierno argentino logra que dejen la huelga de hambre los presos de La Tablada

Los 13 presos del Movimiento Todos por la Patria (MTP) condenados a cadena perpetua por su participación en el asalto perpetrado en enero de 1989 al cuartel de La Tablada, en la provincia de Buenos Aires, pusieron fin el jueves por la noche a la huelga de hambre que mantenían desde el 29 de mayo. La causa: el Gobierno argentino se comprometió a tratar el tema en el Congreso de la Nación el próximo 3 de agosto.

Los congresistas debatirán un proyecto de ley para revisar la Ley de Defensa de la Democracia, bajo la que fueron juzgados los asaltantes de La Tablada, y que permitiría revisar las condenas, que en su día no pudieron ser apeladas a un tribunal de instancia superior. El Gobierno tomó cartas en el asunto debido a la intensa presión internacional -la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y destacados intelectuales y políticos se han interesado por los presos de La Tablada- y al comprobar el deterioro de la salud de los huelguistas de hambre, entre los que se encuentra Enrique Gorriarán Merlo, líder del MTP e histórico dirigente de la guerrilla argentina que participó en el atentando contra el dictador nicaragüense Anastasio Somoza. Los 13 huelguistas, que han perdido hasta 20 kilos, están hospitalizados..

Manifestantes de organizaciones de derechos humanos y familiares de víctimas de la dictadura se manifestaron ayer frente al Congreso para reclamar la revisión de las condenas de los presos. La protesta terminó a golpes cuando un grupo de manifestantes descubrió a un connotado represor del régimen militar. Con el rostro ensangrentado, el antiguo torturador salió protegido por un escudo de policías mientras los enardecidos manifestantes gritaban: "Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar". Julio Simón, alias Turco Julián, suboficial de la Policía Federal argentina durante la dictadura, destacado represor en varios centros de detención y con 58 causas penales a cuestas, fue reconocido y agredido cuando tomaba tranquilamente café en un bar del centro de Buenos Aires. El incidente degeneró en una batalla campal entre manifestantes de izquierda y familiares de las víctimas de la represión y un fuerte contingente policial que acudió a socorrer al antiguo agente.

El Turco Julián actuó en campos clandestinos de concentración de la provincia de Buenos Aires como El Banco, El Olimpo y Club Atlético. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida le exoneraron de todas las causas penales. En 1995 afirmó en un programa de televisión que el criterio que imperaba durante la dictadura "era matar a todos".

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