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Entrevista:RONY BRAUMANEX PRESIDENTE DE MÉDICOS SIN FRONTERAS

"Las ONG están de moda y los políticos quieren sacar partido"

Rony Brauman (Jerusalén, 1950), presidente hasta 1994 de Médicos Sin Fronteras (MSF) y actualmente colaborador con la ONG y profesor asociado de la Universidad de París XII, lleva desde 1977 trabajando en el campo de la ayuda humanitaria. Ayer visitó Bilbao para asistir a la clausura de las jornadas Los desafios de la acción humanitaria: el problema de acceso a las víctimas, que comenzaron el pasado lunes en la Universidad de Deusto.Pregunta. Se le considera el ideólogo de MSF. ¿Cuál es su papel en la organización?

Respuesta. Mi papel es simplemente dar consejo y evaluación, tanto de proyectos y misiones como de las posiciones públicas. También he escrito varios libros, provenientes de mi experiencia en MSF tras dejar la presidencia, como una reflexión posterior.

P. En 1999, MSF recibió el Premio Nobel de la Paz. ¿Para qué ha servido?

R. Ha conseguido dar un mayor reconocimiento público a nuestros proyectos. Por otro lado, va a conseguir que en todas nuestras campañas, ya sea contra la producción y venta de armas ligeras o la campaña internacional para el acceso a los medicamentos esenciales, nuestra posición sea más pública y más vista. Por ejemplo, ha servido para que ahora que se cumple el quinto aniversario de la matanza de Srebrenica [Bosnia, 1995], se desarrolle una encuesta parlamentaria en Francia sobre esos acontecimientos. El hecho de estar respaldado por el premio supone una mayor fuerza.

P. ¿Y esa fuerza ayuda a mantener la independencia?

R. Bueno, nuestra independencia no tiene que ver directamente con el Nobel, es un cuestionamiento de siempre que va más allá del premio. No es sólo una independencia financiera, sino que va más allá, es una independencia intelectual.

P. ¿Ven atacada de alguna manera esa independencia?

R. Sí, por supuesto, tanto por gobiernos como por las organizaciones internacionales. Los movimientos humanitarios, las ONG, están de moda y el poder político quiere sacar partido. Por eso hay que guardar la dirección inicial y luchar por dejar la independencia al margen.

P. En Chechenia no se intervino por razones de política internacional. ¿Esa independencia no debería hacerles actuar al margen de esas políticas?

R. Naturalmente que tenemos que estar al margen de las agendas internacionales, pero en Chechenia no se intervino por otras razones. La primera, que los chechenos habían utilizado el arma del secuestro del personal de las organizaciones humanitarias y la segunda, que Rusia no permitía el acceso a la zona. En ese caso, la única vía hubiese sido la entrada clandestina, pero no se daban las condiciones para poder realizarla.

P. Se ha acusado a muchas ONG de acudir a las catástrofes sólo cuando la televisión ya ha llegado.

R. No sé como actuarán las demás ONG, pero en el 95% de los casos de nuestras intervenciones MSF no está bajo los focos de las cámaras.

P. ¿Qúe opina del aumento de las ONG en los últimos años? ¿Es positivo?

R. Es una navaja de doble filo. Por un lado puede crear confusión en la opinión pública y, lo que es más importante, en nuestros interlocutores, en la gente que vamos a socorrer. Pero, por otro lado, esto es un ejercicio de libertad, de gente que se une para hacer cosas, lo que se contradice con el deseo de agrupamiento y uniformidad en una gran asociación.

P. Dentro de unos días se cumplen dos años de la ratificación por 120 países del Tribunal Penal Internacional. ¿Qué opina de las posibilidades de este organismo?

R. Por supuesto estoy de acuerdo con la creación de unos estatutos internacionales, aunque personalmente no comparto el entusiasmo que ciertas ONG tienen por lo que puede resultar ser una utopía jurídica. Los juicios de crímenes contra la humanidad deben realizarse en el propio país, porque eso va a permitir una vuelta atrás sobre la propia historia que puede traer una enseñanza. Sin embargo, cuando eso no es posible es necesario un tribunal internacional, que debería recoger a toda la humanidad. Además, para poder ejercer ese derecho internacional habría que tener en cuenta lo que ha sucedido anteriomente, y no sólo lo que ha acontecido en los años que se juzgan, como ocurrió en Ruanda.

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