El valor de la paz
Hay algo admirable en la soledad -política- del Ehud Barak, que ha ido a buscar la paz con los palestinos mientras su mayoría parlamentaria explotaba, mientras su Gobierno se descomponía y mientras sólo 52 diputados de los 120 de la Knesset (Parlamento) aprobaban su gestión.En 48 horas (...) el primer ministro israelí ha soportado una avalancha de artillería política que habría hecho recular a más de uno. No a él, el oficial más condecorado de Israel, no al ex comando especializado en golpes de mano contra los dirigentes palestinos. Una hora después de haberse librado de una moción de censura de la derecha, se dirigía a Camp David para encontrarse con su viejo enemigo, Yasir Arafat, el jefe de la Autoridad Palestina (...).
Desde hace un año en el poder, Barak quería hacer la paz con los palestinos, con la más grande mayoría política posible. Ha necesitado doce meses para comprender que la segunda parte de su programa era bastante poco realista: la derecha israelí (...) no está dispuesta a ninguna concesión, no tiene ninguna visión de futuro y, al intentar torpedear Camp David estas últimas 48 horas, ha manifestado su irresponsabilidad ante la Historia.
Barak ha puesto en juego su futuro, su legitimidad y su capital político al servicio de su primer objetivo: la paz. Es lo que separa a un hombre de Estado de un político a secas. (...) De la cumbre se puede esperar un acuerdo marco, esbozar una solución a los problemas más difíciles de resolver -Jerusalén, sobre todo- (...). Esto ya sería algo enorme (...)
París, 12 de julio
