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Precisión diplomática

Expertos resaltan la importancia del lenguaje en la convivencia y en los procesos de paz

La diplomacia vaticana es tradicionalmente puesta como ejemplo de saber hacer para soslayar situaciones de tensión. Sin embargo, en la vida política, en la cotidiana, esa práctica resulta menos común. Pocos se aprovechan de esa diplomacia lingüística que utiliza "usos indirectos y citaciones nunca explícitas" de lo que es desagradable para el interlocutor. "Muchos políticos actuales tendrían que pasar por la escuela diplomática porque ¡hay cada animal!", dice contundente y poco diplomático Salvador Gutiérrez, catedrático de Lengua en la Universidad de León, quien participó ayer en unas jornadas que sobre Lenguaje y convivencia se celebran hasta el jueves en Bilbao organizadas por Jóvenes para la Paz y patrocinadas por la Fundación Miguel Ángel Blanco.Los sobreentendidos, lo implícito, la intencionalidad son fundamentales en la comunicación verbal. Gutiérrez, para dejarlo todavía más claro, recuerda que en tiempos de la transición española, los ultras usaban el término "demócrata" como un insulto. "Fueron a la Embajada francesa en Madrid y gritaron 'demócratas, hijos de puta', porque para ellos la palabra significaba algo diferente".

Habría que educar para el lenguaje: la ley de la cortesía, el respeto al interlocutor, el uso de medios educados para mitigar los actos descorteses con palabras corteses, "porque la cortesía es una institución social y linguística muy importante", destaca Gutiérrez. Aparentemente, son asignaturas, aspectos formales del lenguaje que parece que no sirven para nada. Sin embargo, sin ese lenguaje que se usa no para zaherir, sino para entenderse, no podrá haber entendimiento, asevera el experto.

En un proceso de paz como el vasco, la utilización de determinadas palabras desafortunadas pueden llevar a una ruptura comunicativa y de relaciones. En un proceso así, el dominio del lenguaje es fundamental. El catedrático de Lengua pone un ejemplo concreto: "La persona que haga de portavoz tiene que usar un lenguaje muy diplomático, hablar con mucho cuidado, atendiendo a qué es lo que puede molestar al resto. Hay muchos procesos de negociación que se han roto porque alguien no ha encontrado la palabra adecuada o usado un talante fuerte". Gutiérrez critica a los políticos que utilizan la primera palabra que se les viene a la boca sin tener "consciencia de las consecuencias" de su léxico.

Abel Uceda, responsable de Jóvenes para la Paz, coincide con Gutiérrez en la importancia del lenguaje y de la escritura como "camino de igualdad y de participación", subtítulo de las jornadas que su entidad organiza. "En un proceso como el vasco, hay que medir el habla, las palabras. Se tiene pánico a hablar. Los políticos están llenos de prejuicios. Están de acuerdo en el fondo, en la necesidad de la paz, pero difieren en las formas, en las palabras; hay que derribar esas barreras para avanzar", añade.

Ana Crespo, concejal del PP en Ermua y portavoz de la Fundación Miguel Ángel Blanco, se queja del actual "caos" político, de la falta de unión frente a la intolerancia de la palabra y de los hechos. "Por eso nos interesa el curso, porque los ciudadanos demócratas tenemos que aprender a hablar, a comunicarnos desde el acercamiento, nunca desde la confrontación". Todos coinciden en que la palabra, el lenguaje debe transmitir paz y nunca violencia, "sobre todo en Euskadi".

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