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Eolo, contra la música electrónica

El frío viento de la noche del sábado deslució el festival internacional de DJs de Getafe

Esta vez le tocaba el turno a Getafe. Esta vez le tocaba a esta ciudad del sur madrileño acoger un festival de música de vanguardia producida por esas modernas estrellas llamadas DJs (dígase diyeis). Hace sólo dos semanas, uno parecido había tenido lugar en Colmenar Viejo (la Rave del Mercado) o varios similares se habían celebrado en la plaza de toros cubierta de Leganés, esas macrofiestas de sábado noche que han respondido durante todo el invierno al nombre de Techno Sound Sur Festival.Llegaba un gran festival de música electrónica a Getafe en el mismo lugar donde hace tres semanas actuó Joaquín Sabina o el próximo sábado lo hará Rosendo. El cartel, para los entendidos, era espléndido: los norteamericanos Carl Craig o Marshall Jefferson, los británicos 808 State DJ's, o los españoles Txus Gracia (para más inri, vecino de Getafe), Raúl Ortiz o Mónica Osmo. Además, el festival tenía un fin benéfico: parte de la recaudación iría destinada a los damnificados por las inundaciones de Mozambique. Se daban todas las circunstancias para que el festival resultara un éxito.

Algo, o alguien -quizás el dios Eolo- quiso que no fuera así. El viento frío de la noche del sábado a domingo. Paradojas del destino, el festival se llamaba Open Air, es decir, Aire Libre. Y el aire fue más libre -y fuerte- que nunca y asoló el recinto. Donde se calculaba que iba a haber cerca de siete mil personas -el campo de fútbol Magallanes- hubo dos mil.

Pero no fue óbice para que los más de dos mil asistentes celebraran las intervenciones de los afamados DJ's. Convertidos en estrellas tanto como los famosos músicos de instrumentos convencionales, cada uno colmó su tanda entre los aspavientos del público.

Dos ambientes dividían esta especie de macrodiscoteca al aire libre. Por un lado, un espacio sin techo, con proyecciones de figuras humanoides, estáticas y en movimiento sobre los ladrillos de una de las paredes del estadio. Y en el otro, entre las canastas de baloncesto, las proyecciones contra el suelo cambiando los colores de la arena, un techo, una pantalla de vídeo que retransmitía las evoluciones de los DJ's y la música, también, atronando. Al ir de un lado a otro, en un punto intermedio del estadio, las músicas de ambas zonas se mezclaban, provocando un efecto sonoro sobrecogedor.

Go-gós distribuidas por plataformas, bailarines con zancos y las barras de bebida y bocadillos contribuyeron a dar color a la noche fría. La música electrónica se oía en todo Getafe, incluso hubo vecinos que instaron a la policía a suspender la fiesta. Pero no hubo caso: el frío hizo que pronto cerraran las ventanas.

Una gran rave (fiesta multidisciplinar con varios espacios, diversos espectáculos y música creada por DJ's) recibirá el nuevo milenio. Son las fiestas del futuro, que ya se vienen celebrando (como Ars Futura o las continuas Urban Party en el Círculo de Bellas Artes). Un DJ no necesita el montaje de una rutilante estrella del rock. Apenas una maleta cargada de discos y un estuche con sus auriculares.

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Hasta ahora, un famoso DJ podía faltar a un festival en el que estuviera anunciado sin que el público se molestara, pues se suponía que no se iba a enterar. Ya no. La Rave del Mercado, celebrada el pasado 24 de junio en Colmenar Viejo, o el Festival Internacional de DJ's de la madrugada del domingo confirman que no es así. Cuando a la mesa del de Getafe llegó Carl Craig fueron muchos los que dejaron todo para observar las evoluciones de sus ídolos.

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