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Con los papeles cambiados

Desde hace 35 años, los maestros catalanes se convierten en alumnos en la Escuela de Verano Rosa Sensat

El mundo al revés. Durante un par de semanas, dejan su puesto en el encerado para ocupar un pupitre como un alumno más. A lo largo de esta semana y hasta el próximo viernes, las instalaciones de la Escuela Industrial de Barcelona se convierten en la sede la 35ª Escuela de Verano que organiza la Asociación de Maestros Rosa Sensat. Allí, se dan cita a diario cerca de 1.800 profesores de educación infantil, primaria y secundaria. La oferta es amplia: más de 140 cursos para que los maestros amplíen y perfeccionen conocimientos y cambien sus papeles y bajen del estrado para, como antes, volver a ser alumnos por unos días."Este año, como novedad y para probar cómo funciona, se dan también tres cursos virtuales que la gente puede seguir desde su casa", explica Rosa Securún, presidenta de la Asociación de Maestros Rosa Sensat y coordinadora de la Escuela de Verano.

En esta edición, convocada bajo el lema La educación, servicio público, se conmemora el 25º aniversario de la declaración Por una nueva escuela pública, que se redactó en el marco de la décima Escuela de Verano Rosa Sensat, en el ya lejano y todavía franquista 1975, y fue aprobada por más de un millar de participantes. "Éramos maestros de diferentes edades y procedencias, que nos atrevimos a soñar con una democracia", recuerda Marta Matas, una de las personas que formó parte de uno de los grupos de trabajo encargados de redactar la declaración. "Hablábamos de una nueva escuela pública, alternativa a la oficial. Queríamos pasar de una escuela inculcadora de una sola ideología a una escuela basada en la diversidad, de una escuela burocrática a una participativa". 25 años después, Matas asegura: "En este momento vivimos una realidad democrática que ya no es un sueño y todavía tenemos una escuela de verano para continuar poniéndonos interrogantes sobre el mundo de la educación".

"Ahora", sostiene Rosa Securún, "se trata de pensar, con visión de futuro, qué dijimos hace 25 años, qué objetivos se han cumplido y en qué cosas todavía falta dar un paso más. Para ello, cada mediodía, una de las naves de la Escuela Industrial sirve de punto de encuentro a los maestros para que debatan acerca de la evolución de la educación pública en Cataluña a lo largo de este cuarto de siglo, con la presencia de un ponente y una de las personas que participaron en la redacción del aquel documento. "Se han ganado muchas cosas, pero no todo aún", afirma la coordinadora. "Hoy en día prácticamente todo el mundo puede ir a una escuela pública si quiere, y es gratuita. Todos los niños de tres a seis años tienen una plaza escolar, pero todavía falta toda la trama de los menores de tres años. Y tienen que volver a formularse los aspectos relacionados con la participación, la gestión de las escuelas y la calidad de la enseñanza".

El acto central de la conmemoración del 25º aniversario de la declaración, cuya alma era Por una nueva escuela pública, se llevó a cabo el pasado miércoles, y se hizo coincidir con el acto fundacional de la entidad Coordinadora de Escuelas Públicas de Cataluña. Esta asociación, recién creada, agrupa hasta el momento poco más de 20 escuelas, aunque hay más de un centenar que han mostrado su voluntad de adherirse al proyecto, según sostiene Joan Domènech, miembro de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Cataluña. "Nacemos humildemente y con un ideario sencillo, con la voluntad de crear una red de intercambio de conocimiento entre todos los centros educativos públicos de Cataluña", explica Domènech. El primer tema de debate será una reflexión acerca de lo que debe aprenderse en las escuelas de educación infantil y primaria.

La Escuela de Verano es la actividad más importante y señera de las que organiza la Asociación de Maestros Rosa Sensat desde su fundación en 1965. "La asociación nació durante el franquismo, en lucha por conseguir un modelo de escuela pública de calidad", recuerda Rosa Securún, presidenta de la asociación. "Todavía queda mucha gente de los del principio, y el espíritu sigue siendo el mismo: continuar trabajando por la educación en el sentido más amplio del término".

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Pero tras 35 años de vida, se incorporan nuevos desafíos al mundo de la enseñanza. "Ahora uno de los grandes retos es cómo atender la diversidad, cómo acoger a todos estos niños que vienen de otras culturas. El otro reto es la aplicación de las tecnologías de la comunicación en las escuelas", señala Securún.

Y una novedad respecto a 1965: "Hoy no hay una tasa muy elevada de alumnado inmigrante extranjero, pero sí un porcentaje que hace que la cuestión se tenga que abordar escolarmente", sostiene Ana Blasco, coordinadora del grupo de interculturalidad de la Asociación Rosa Sensat. "En la mayoría de los casos, el conflicto no viene por pertenecer a otra cultura, sino por las condiciones de vida de muchos de estos alumnos". Blasco considera que no hay "recetas mágicas" para abordar el problema y que es necesaria una reflexión conjunta.

Respecto al reto de las nuevas tecnologías, que también debe afrontar la educación, Lluís Campins, coordinador del curso de posgrado de informática que organizan la Asociación Rosa Sensat y la UPC, opina que "deben ser tratadas como una herramienta, no como un objetivo". "El peligro de Internet", añade, "es que da acceso a una cantidad enorme de información y el trabajo del profesor será potenciar la capacidad crítica del alumno para analizarla".

Arduino Vannucchi

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