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INVESTIGACIÓN

La médula ósea es la fuente de las células que permiten la regeneración del hígado

Recambios

Un sorprendente hallazgo ha abierto una nueva vía hacia el tratamiento de las enfermedades hepáticas y los trastornos de la coagulación sanguínea: la médula ósea es la fuente de las células responsables de la famosa capacidad regenerativa del hígado. Estas células, denominadas células madre, son reclutadas de la médula ósea por el hígado y funcionan como células hepáticas, según un nuevo estudio realizado por científicos de las facultades de Medicina de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Yale, en EE UU, que se publica en el número de julio de la revista Hepatology y que demuestra por primera vez que este proceso se da en humanos."Hemos demostrado que en la médula ósea humana hay células madre hepáticas", afirma Neil Theise, profesor asociado de Patología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y director del estudio. "Potencialmente, estas células servirían como fuente de células para trasplantes hepáticos, como reserva de células para el desarrollo de un hígado artificial, y en terapia genética, para tratar muchas enfermedades hepáticas", explica.

Durante mucho tiempo se pensó que el suministro de células madre estaba limitado a los órganos que producen nuevas células a lo largo de la vida, tales como la médula ósea para las células sanguíneas y la piel para las células epidérmicas. Se pensaba que las células de la médula ósea, por ejemplo, sólo podían convertirse en células sanguíneas.

También el hígado suministra nuevas células -incluso cuando se extirpa la mitad del órgano, éste se regenera a una velocidad increíble-, pero durante años los investigadores no se han puesto de acuerdo acerca del origen de las nuevas células hepáticas. Algunos sospechaban que debía de haber células madre hepáticas, pero no tenían pruebas de su existencia, hasta ahora. El antiguo mito griego de Prometeo se basa en la capacidad del hígado de regenerarse. Todos los días, un águila gigante devora el hígado de Prometeo, que está atado con cadenas a una roca. Y todos los días el hígado vuelve a crecer hasta su tamaño original.

"Es un descubrimiento interesantísimo e increíblemente sorprendente, porque la médula ósea nunca se había considerado una fuente de células hepáticas", comenta Diane Krause, coautora del nuevo estudio. "Se suponía que la célula ósea producía células sanguíneas y que el hígado producía células hepáticas", afirma. "Ahora el objetivo es aprovechar este descubrimiento para abrir nuevos caminos terapéuticos".

Aunque podrían pasar años antes de que se intenten los trasplantes de células madre, si alguna vez llegan a intentarse, la investigación sobre estas células avanza rápidamente. En los últimos dos años, una constante procesión de estudios ha desmentido arraigadas creencias sobre las células madre. Ahora se sabe que estas células son capaces de transformarse en muchos tipos de tejidos, incluido el cerebral y el muscular. Como trozos de arcilla que se pueden modelar y convertir en una figura, podrían utilizarse para generar recambios para órganos del cuerpo.

"Neil Theise es un investigador innovador y creativo", declara James Crawford, catedrático de Patología en la Universidad de Florida, en Gainesville (EE UU), que ha colaborado anteriormente con Theise y conoce el nuevo estudio. "Ha proporcionado evidencia definitiva de que en los humanos las células de la médula ósea pueden renovar las células hepáticas. Su estudio es una importante prueba necesaria para justificar el desarrollo de la terapia de células madre contra las enfermedades hepáticas".

El hígado es el encargado de muchas funciones metabólicas del cuerpo, y también proporciona factores de coagulación sanguínea. Al menos teóricamente sería posible insertar genes sanos en células madre hepáticas de la médula ósea, para que estas nuevas células corrigiesen las anormalidades metabólicas y de coagulación sanguínea.

El estudio publicado en Hepatology se ha realizado con dos mujeres con leucemia, un cáncer de las células sanguíneas, que recibieron trasplantes de médula ósea de donantes masculinos como parte de la terapia, y con cuatro hombres con enfermedad hepática grave, que recibieron trasplantes de hígado de donantes femeninas. Los investigadores utilizaron el cromosoma Y, presente sólo en los varones, para rastrear las células madre y conseguir este sorprendente hallazgo.

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