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Tribuna:TOUR 2000 Tercera etapaLA CLAVE
Tribuna
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¿Aerodinámica o fuerzas?

La contrarreloj por equipos (CRE) es una de las facetas más apasionantes del ciclismo. Y de las menos estudiadas. En todo caso, esta especialidad demuestra claramente que el ciclismo es un deporte de equipo donde los haya. Casi el que más. Son nueve corredores enfrentados contra su principal rival: la resistencia del aire. Por una parte, deben rodar muy juntos (alineados en una sola fila, o en todo caso en dos muy próximas entre sí) para protegerse unos a otros de tan duro rival, que, para colmo, se hace más fuerte cuánto más rápido ruedan los ciclistas. Por otra parte, se turnan en cabeza, siguiendo un orden preestablecido de relevos de duración variable según las circunstancias (desde pocos segundos en los tramos más llanos hasta incluso más de un minuto en los repechos o si al que le toca tirar es un especialista en contrarreloj y los demás van justos de fuerzas). La intensidad del ejercicio para cada corredor va variando por ello cíclicamente: unos segundos de esfuerzo máximo o supramáximo contra el viento (cuando lidera el grupo) y un tiempo más largo (más largo cuántos más corredores den relevos en cabeza) chupando rueda y procurando recuperar fuerzas para el siguiente sofocón. Y así durante más de una hora, intentando mantener siempre una velocidad uniforme.

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¿Tanto se nota eso de chupar rueda? La respuesta es un sí muy claro, y más aún a altas velocidades. Por ejemplo, algunos estudiosos han demostrado cómo el corredor que va segundo en la línea ahorra un 26% de energía en comparación con la que gasta cuando le toca tirar el primero. Para entendernos, un 26% de ahorro de energía es tanto como la diferencia que existe entre la sensación de ir sufriendo al límite (exigiéndole a los músculos trabajar al 100% de su capacidad para consumir oxígeno o VO2max), y la de rodar a una intensidad exigente pero llevadera (al 74% del VO2max, por debajo del denominado umbral anaerobio). Eso sí, en cualquier otra posición más retrasada dentro de una fila de a uno, el ahorro de energías no sería mucho mayor, al menos según los estudios. Lo mejor para ahorrar energías (¡hasta un 39%!) es rodar en la última fila con el equipo describiendo una uve (por ejemplo, un ciclista solo tirando, una segunda fila con dos, y una tercera y cuarta fila con tres ciclistas cada una). Claro que eso les exige un esfuerzo mayor (y les impide recuperarse adecuadamente) a cada uno de los dos ciclistas de la segunda fila. En efecto, en la CRE entran en juego muchos factores.

Un importante detalle que hay que tener en cuenta es la gran variabilidad que puede existir entre unos corredores y otros a la hora de sacarle todo el provecho posible a eso de chupar rueda. Obviamente, no obtiene el mismo provecho el que se resguarda del aire detrás de un corredor grande, que el que lo hace detrás de uno pequeño y enjuto. Y precisamente no hay que olvidar esta gran variabilidad entre unos y otros para minimizar (en la medida de lo posible) la energía que gasta cada miembro del equipo a lo largo de la crono. Así, en el túnel de viento de la General Motors se estudiaron todas las combinaciones posibles para ver cuál era el modo más rentable (desde el punto de vista de la aerodinámica) de colocar a cada uno de los 4 corredores (quién detrás de quién) del equipo norteamericano de persecución en pista. Muy bonito en teoría. Pero poco útil en la práctica. En efecto, también hay que tener en cuenta que hay corredores más explosivos, que se encuentran mejor en los primeros kilómetros, y otros más resistentes (y a los que quizás les cueste más entrar en calor) que conviene reservar para el final (sobre todo en una CRE tan larga como ésta del Tour). Entonces no importa tanto la aerodinámica. Y le corresponde al director del equipo el establecer los relevos en función de las cualidades fisiológicas (que no aerodinámicas) de cada corredor. Que para algo conoce a sus ciclistas. Él sabe muy bien que hay corredores (los escaladores más ligeros, por ejemplo) a los que hay que ahorrar el mayor esfuerzo posible (y a los que se les permitirá librarse de muchos relevos) y corredores más potentes (los rodadores puros) a los que les va a tocar doble ración de sufrimiento contra el viento. ¿Y si un corredor tiene un mal día y no puede dar relevos? Entonces hay que improvisar sobre la marcha, por muchos ensayos que se hayan hecho antes.

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