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Casarabonela

Pocos cristianos

MANUEL ALVARCasarabonela tiene ecos de romancero fronterizo. En una teoría de hombres heroicos (Martín Vázquez de Arce, Gutierre de Sotomayor, Rodrigo de Vera), le cupo en suerte al conde de Belalcázar, llamado por su gallardía el "conde Lozano", pero don Gutierre de Sotomayor, de 24 años, casado con una prima del rey, con su muerte dio un respiro a los moros de Casarabonela, que, desde su "fuerte" villa, pensaron que la fortuna había mudado el rostro hacia ellos.

Pero en el refranero, que para tanto vale, se había dicho que quien con hierro mata a hierro muere. Y ahora fue con hierro y con yerro. El día 21 de junio del año 1484, el rey debió plantar sus tiendas ante la villa, y se produjo la "fazienda" de la inoportuna saetada contra don Gutierre de Sotomayor y la tristeza de los cristianos ante la escaramuza. Los cristianos se retiraron a Antequera, pero volvieron un año después y el 2 de junio se entregó Casarabonela, no sin que sus moros escribieran a don Fernando una carta aduladora y llena de zalemas.

El texto dice así: "Escriuió al gran rey mayor, poderoso, señor de muy grandes reynos e señoríos e muchas provincias, poderoso e justo en sentencias, e amador de la justicia, rey de Castilla: ensalcelo Dios e esfuércelo. Nos, la Comunidat e alguacil e alcayde del castillo de Casarabonela estamos en voluntad de todos obedecer a Vuestra Alteza, pues oydo avemos que vuestra palabra es verdad, y cierta en dicho y en fecho a Vuestra Alteza nos conviene servir e acatar, pues Dios vos fizo tan poderoso que siempre sea así".

Sancho de Rojas recibió la fortaleza y comenzó la andadura cristiana de la villa: difícil convivencia de moros y cristianos, marcha de los unos y acrecentamiento de los otros. Durante cuatro años (1492-1496), el bachiller Serrano anduvo repartiendo bienes con su fardel de títulos que ya conocemos, aunque los moros -algo es algo- en las distribuciones que hizo no quedaran tan mal parados como en otras partes. Lo que ya es algo, pues sus antecesores Morquera y Alcaraz no anduvieron con la equidad debida.

Sin embargo, Juan Alonso Serrano se encontró con muchos moros y pocos cristianos en la villa: "El viernes pasado estando ayuntados en su algima todos los moros de la dicha villa despues de fecha oración fue platicado de commo en la dicha villa se hazyan alcaldes, alguazil e regidores e jurado e mayordomo por aver menos número de treynta vezinos christianos para que se oviese de aver por bien que les fuese dada alguna algima por los dichos moros de las que avia en la villa para a do los sacramentos pudiesen ser administrados a los christianos pues que se avian ydo tanto numero de moros".Las cuatro mezquitas de moros les parecían muchas a los cristianos y los moros, comprensivos, decidieron entregar una para el nuevo culto, precisamente la "algima mayor".

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