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Resucita el Museo Lázaro Galdiano

La figura del hasta ahora muy desconocido prócer español José Lázaro Galdiano resucita lentamente. También resucita el museo por él fundado en 1909 en la calle de Serrano, hoy en plena restauración. Las obras han llegado estos días hasta su espléndida biblioteca, de 52.000 fondos. Fueron reunidos por un bibliófilo como Lázaro al que los expertos consideran excepcional. El mismo recinto de la biblioteca, que cuenta con una de las mejores salas de actos de Madrid, con 211 butacas, fue sede de la editorial La España Moderna, la primera que en Madrid editó en el primer tercio del siglo XX los títulos del príncipe anarquista ruso Piotr Alexeyevich Kropotkin y del pensador alemán Federico Engels, íntimo amigo y correligionario de Karl Marx.La restauración completa del conjunto museístico, enclavado entre las calles de María de Molina, Claudio Coello y Serrano, prosigue a buena velocidad de crucero. Fue iniciada hace cuatro años. Pero ello no es óbice para que las puertas del museo continúen abiertas a las aproximadamente 32.000 personas que lo visitan cada año, dice Araceli Pereda, directora de la Fundación Lázaro Galdiano, cuya sede se encuentra en el mismo edificio del museo, que edita la revista Goya. El conjunto se halla instalado en un palacete neoplateresco de cuatro plantas, con ornamentación neorrenacentista, al que se agrega un pabellón, hoy de dos pìsos, con amplio salón de actos y biblioteca. El conjunto reposa sobre un jardín umbrío y bien cuidado, entre las distinguidas calles de Serrano, Claudio Coello y María de Molina, poblado de estatuaria, con 6.840 metros cuadrados de superficie. Edificado en el año 1903, fue inaugurado seis años más tarde. En su interior vivieron entre 1909 y 1932 el abogado, periodista, editor y bibliófilo excepcional, José Lázaro Galdiano, nacido en 1862 en Beire, Navarra, y muerto en Madrid en 1947; y su esposa Paula Florido, inicialmente residente en Argentina, multimillonaria y tres veces viuda. Ambos compartieron la pasión del coleccionismo, vocación que les llevó a reunir una de las más deslumbrantes acumulaciones de objetos artísticos y suntuarios de toda Europa, hasta 13.000 fondos, señala Araceli Pereda. Es la más rica entre las casas-museo de Madrid. Alberga colecciones de artes plásticas y objetos suntuarios sin parangón: Leonardo da Vinci y Francisco de Goya, Anton Van Dyck y Joshua Reynolds cuelgan de los muros de este palacete algunas de sus más singulares obras. Además, sus colecciones de marfiles, esmaltes, medallas, armas y textiles, en proceso de recatalogación, pasan por ser de las mejores de Europa.

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Primacía entre las casas-museo

A José Lázaro Galdiano le sorprendió la guerra civil española en París, donde permaneció hasta el fin de la contienda, para pasar luego temporadas en Nueva York. De allí regresó a España en 1947 y en Madrid falleció dos años después. En 1951 su legado fue cedido al Estado español, que creó una Fundación regentada por José Camón Aznar.

El Museo acomete ahora la tercera fase de una ambiciosa rehabilitación. Cuando alcance su quinto y último estadio será con certeza una de las casas-museo más importante del mundo.En sus dos primeras etapas, iniciadas en 1996, la rehabilitación se ciñó al palacete que cobija el museo, al que dotó de una infraestructura eléctrica, de servicios y de aclimatación, de las que hasta ese momento carecía. Su fachada fue completamente remozada y luce desde entonces toda su decoración, exquisitamente tratada. Ahora le ha llegado el turno al pebellón de la biblioteca. A él se agregará un sótano nuevo, dos entreplantas y dos plantas más que se alojarán bajo una espaciosa y amansardada cubierta. Con esta obra, la capacidad de la biblioteca se duplicará, dicen los arquitectos que trazaron el Plan Director, Alberto Ballarín y Rafael Fernández del Amo. Tras la culminación de las obras, a finales de este año, la bliblioteca y una nueva sala de lectura serán abiertas al público; se instalará un sistema de archivo en compacto; se abrirán estancias especiales para investigadores, amén de las conexiones pertinentes para integrar museo y biblioteca a los circuitos mundiales informatizados.

El bibliotecario Juan Antonio Yeves atesora más 605 manuscritos de valor incalculable: desde un testamento rubricado por Felipe II, hasta El desierto prodigioso, primera novela iberoamericana, de 1661, más joyas como Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, de Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez.

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