Sin instinto natural
Como la poesía es, para mí, una pasión tan fuerte como el fútbol, asocio los avatares de la vida con versos memorizados o, como en el caso de la derrota de nuestra selección ante Francia, con unos versos, aprendidos en una gramática infantil, y recordados ahora ya sólo fragmentariamente. Al día siguiente de la derrota ante Francia, me desperté recordando una décima que empieza así: "Oigo, patria, tu aflicción/ y escucho el triste concierto/ que forman tocando a muerto/ la campana y el cañón./ Sobre tu invicto pendón...". A partir de este quinto verso, mi memoria flaquea y sólo logro recordar alguna palabra aislada. Tampoco logro recordar el nombre del autor de estos versos de exaltación patriótica, que me divierten porque ese "oigo, patria, tu aflicción" describe bien la desilusión de los aficionados que queremos que nuestra selección juegue bien al fútbol y gane y, a la vez, nos reconocemos en el lema Contra las patrias, título de un sensato libro de Fernando Savater. La patria es, sobre todo, casquería.Entre el lunes y el jueves, recuerdo, en algunos momentos, estos versos, mas sin lograr recordar el nombre de su autor. Pero, el jueves, inicio las pesquisas con buenos resultados. Aunque, por supuesto, ya no está en mi biblioteca la gramática infantil, en que aprendí estos versos, sí ha sobrevivido, sin embargo, la cuarta edición de un Curso elemental de literatura preceptiva del padre Amalio de San Luis Gonzaga, carmelita descalzo, impreso en San Sebastián. En esta joya de la corona borbónica, encuentro otra décima de este mismo poema que empieza: "¡Guerra!, gritó ante el altar/ el sacerdote con ira./ ¡Guerra!, repitió la lira/ con su indómito cantar...", firmado por B. López García. ¡Bernardo López García!, digo casi en voz alta descifrando inmediatamente la abreviatura del nombre de pila. Y, al instante, recuerdo también el título del poema, que, por cierto, no da el padre Amalio: "El dos de mayo", el título más adecuado para glosar, tras la ya lejana invasión napoleónica, nuestra nueva derrota ante Francia. Y, ya precipitado por Niágara, recuerdo una divertida parodia de los versos de López García en el poema El peligro amarillo de Félix Grande: "¡Mierda! repitió la lira con su indómito cantar". Un buen verso para describir la habitual decepción que nos causa la selección española, ay, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escamas, y bruto sin instinto natural, que dijo otro clásico. Y, sobre todo, esto: animal sin instinto natural.
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