Celofanes de colores

Esta cantante neoyorquina, famosa gracias a una serie de televisión en la que interpreta versiones de conocidos estándares americanos de los sesenta y setenta, viene a colmar bastante las aspiraciones de una audiencia, ahora mayoritaria, que suele degustar el pasado sólo si viene envuelto en celofanes de colores. A pesar de tener una dilatada carrera como vocalista y tres elepés anteriores, Vonda explota su nueva personalidad de alter ego musical de la abogada Ally McBeal. Su espectáculo en directo está esclavizado por esa imagen y ese repertorio, y los temas propios, que no están mal, brillan muchísimo menos de lo que deberían.Los arreglos musicales parecen fotocopias del estilo acústico y californiano de Carole King. Pero, si ya esta última rezumaba cierta blandura dulce y post-hippie, lo de Vonda llega a atracón de glucosa; y, claro, canciones suyas que podrían lucir por sí mismas parecen bombillas de 15 vatios al lado de la luminosidad de otras legendarias composiciones, que alumbran la memoria de varias generaciones de amantes de la música pop.