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Tribuna:RAÍCES
Tribuna
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Entre el coloquialismo y el vulgarismo

El primer rasgo a considerar de la lírica cantable en andaluz es la correspondencia entre la medida del verso y las expresiones andaluzas que en él caben. Apoyá en el quisio de la mansebía es inimaginable en norma estándar. Lo mismo ocurre con María de la O (...) teniéndolo tó, o Dos hombres riñeron por la madrugá.Hasta Víctor Manuel, en su versión actual de La Parrala, se ve obligado a decir que si no bebe no pué cantar. Es sencillamente imposible reponer "todo", "madrugada", "puede", porque no lo consiente el cómputo silábico.

Cuando la reposición sí es factible, el cantante de otras latitudes apenas resistirá la tentación de hacerlo. Caso de Marta Sánchez en Y sin embargo te quiero: "y ni el apellido le vienes a dar", cuando Marifé dijo toda la vida apellío, que es como esa letra tiene su original pellizco. A Ana Belén, en cambio, le sonríe la suerte, pues en Tatuaje no encontrará ni uno solo de esos escollos en su recorido por todos los mostradores de la noche amiga. Con todo, un minicursillo de fonética andaluza no les hubiera venido mal a estos actualizadores de la copla, por lo demás bien interpretada y con renovados sentires. :

Muchas de esas vacilaciones transitan la frágil frontera entre el coloquialismo y el vulgarismo. En este código tan especial es casi obligado decir tó, pá, ná., cá, o suprimir la d intervocálica: ná te pío, bien pagá. No así ocurre con la confusión entre -r y -l, en final de sílaba interior: mardito parné, que por tu curpita, como la farsa monea..., que se siente más propia de habla sin prestigio, aunque también inevitable en estos discursos de la pasión popular.

El léxico andaluz para estos menesteres ocuparía varias tesis doctorales. ¿Me das candela? resulta igualmente inhábil en castellano de Castilla, donde poca gente sabe que esta palabra es sinónimo de fuego. Semejante situación ocurriría con sarsiyo. La abundante incorporación de gitanismos, tan artificial como se quiera, irá empedrando los versos de parné, sacais, gaché, Undivé...

Otro rasgo dominante de esta poética es, cómo no, el diminutivo. Fuente inagotable de sentimientos atroces, veremos por doquier el cuchiyito de luna lunera, los ojitos moraos de tanto sufrí, la curpita y la salusita de la mare mía, éste último en una deriva barroca imposible en español central.

La fraseología andaluza, presa fácil para la exageración sentimental, producirá auténticos delirios de uñah claváh en el corasón, de por ti contaría la arena del mar, y de castigos de Dio en cuanto te descuidas. Y nosotros ya nos hemos descuidao hoy bastante en la extensión de este artículo, último de una serie que, sin esaherasión, podría ser infinita.

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