"Vamos a tener unas elecciones limpias"
El escritor mexicano Héctor Aguilar Camín (Quintana Roo, 1946) cree que el 2 de julio las elecciones serán limpias: "Las posibilidades de fraude son restringidas". Se muestra convencido el escritor de que esta vez no se caerá el sistema cibernético a la hora del escrutinio de los votos.Aguilar Camín habló con EL PAÍS poco antes de intervenir en la clausura de un seminario sobre Estado y Derecho en Iberoamérica: el caso de México, que se celebró en la Fundación José Ortega y Gasset en Madrid. En el coloquio final, el escritor lanzó la afirmación iconoclasta de que el nacionalismo mexicano hacia Estados Unidos "es una de las taras nacionales", algo que se ha convertido en "un fantasma de diván" desde la guerra perdida de 1846. Preconiza Aguilar Camín "una cura psicoanalítica de nuestra identidad nacional, que tiene elementos de paranoia" en su antiamericanismo. Según el novelista, otro tanto ocurre con la herencia española.
La posibilidad del cambio político el 2 de julio depende, según Aguilar Camín, del 20% de indecisos: "Hay quienes dicen que serán votantes de oposición, que se reservan la manifestación de su intención de voto por viejos temores de la tradición política mexicana. Hay analistas que dicen lo contrario, que al final ese voto caerá del lado conservador, en este caso del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Si tienen razón los primeros, se puede dar la alternancia y por un margen importante. Si tienen razón los otros, vamos a tener un triunfo democrático del PRI".
Las posibilidades de que entre en juego la legendaria alquimia electoral del PRI, la manipulación del voto, son para Aguilar Camín muy restringidas: "El trabajo de la institución que organiza las elecciones [el Instituto Federal Electoral] ha sido muy serio. Es una institución que va a montar 113.000 puntos de votación; que ha capacitado a dos millones de funcionarios, sacados por sorteo, para esas casillas; los partidos van a vigilar la totalidad de las casillas; hay ejércitos de observadores nacionales e internacionales; los votantes están identificados con foto". Añade el escritor: "Las posibilidades de un fraude son verdaderamente restringidas. El padrón ha sido revisado una y otra vez. No tiene errores, ni votantes fantasmas. La única zona que queda es la coacción por parte del aparato priísta, que tiene esta tradición de la coacción del voto, del condicionamiento con la entrega de obra pública, becas, ayuda en los programas sociales y el uso de recursos públicos. Pero estas tres cosas son delitos electorales con castigo penal. A mí me parece que las condiciones de la elección en México, esta vez, sí son muy razonablemente certificadas y equitativas. Creo que vamos a tener unas elecciones limpias".
Expresa Aguilar Camín una cierta preocupación por la noche electoral, el periodo entre la hora de cierre de las urnas a las seis de la tarde y la publicación de los primeros resultados oficiales a las once de la noche: "Probablemente vamos a ver a los candidatos pronunciándose antes de saber el veredicto: unos, cantando su victoria; otros, gritando fraude. Creo que van a interrumpir con su grito de denuncia o de victoria el proceso institucional del veredicto electoral". Según Aguilar Camín: "Ya hay estrategias de los partidos para tomar las plazas de las ciudades más importantes a las seis de la tarde. Entre las seis de la tarde y las once de la noche va a haber una especie de tierra de nadie".
Para el escritor, "es imposible que se caiga el sistema" cibernético de escrutinio y el Instituto Federal Electoral "es un órgano colegiado, de gente que no tiene militancia partidista, que no tiene dependencia del Gobierno y que actúa con absoluta imparcialidad. No le va a meter la mano a la elección y va a garantizar que el resultado sea inobjetable. Es como un árbitro de fútbol: le interesa que el juego sea limpio y no el resultado".
Lamenta Aguilar Camín que los candidatos hayan tenido éxito en hacer creer a los ciudadanos todos los defectos que se imputan: "Es hora de decir que son los primeros políticos, al menos en lo que recuerda mi generación, que llegan al lugar donde están sin que nadie se lo haya regalado. Llegan por sus propios méritos, por haber sido líderes de sus partidos, en una contienda abierta en la que muestran sus defectos, pero hay que reconocer sus virtudes".
Según Aguilar Camín: "El simple hecho de que estén ahí por sus propios méritos los hace mejor que cualquiera que haya llegado por la estructura del PRI y del dedazo [el viejo sistema de designación de sucesor presidencial]".
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