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Visitas indeseadas IGNACIO VIDAL-FOLCH

Hace unos meses, cuando ETA reanudó su actividad, numerosos portavoces más o menos oficiosos de CiU culparon al ministro del Interior de inmovilismo, de no haber tenido flexibilidad para aprovechar la tregua negociando eficazmente con la banda la paz definitiva.Unos meses más tarde, la banda declara pública y claramente que Mayor Oreja tenía razón: que la tregua no era más que una trampa en la que el Gobierno no ha caído.

Pues bien, cabía esperar que después de ser tan claramente desmentidos y dejados en evidencia, esos columnistas rectificasen, en honor de la coherencia intelectual que cabe reclamarles. No sólo no rectifican, sino que caen en ese defecto tan netamente español: la contumacia en el error.

Sostenella y no enmendalla. Ahora la consigna es culpar al PP de impedir al PNV salir de Estella al tildar de "repugnante" el trapicheo que se lleva con los batasunos. ¡Un adjetivo de Aznar corta al PNV "toda vía de retirada digna", al tratar de "convertirla en una capitulación humillante"! ¡Sí, amigos: aunque Arzalluz y compañía se jacten de no mirar nunca hacia "abajo", hacia "Madrid", su sensibilidad es tan delicada que basta una descalificación para impedirles enderezar el rumbo y forzarles a permanecer en Estella!

Podría despacharse esto como simpleza de bobo, pero también ilumina la doble vara de medir palabras y agresiones, característica del "pensamiento" nacionalista; pues un patriota puede delirar cuanto quiera; pero a un demócrata no se le puede escapar ni una palabra más alta que otra, so pena de lapidación pública. Veamos algunos ejemplos:

Un líder peneuvista puede acusar a los inmigrantes de frustrar la voluntad secesionista de la patria; puede sugerir la revocación del sufragio universal; puede alardear de cráneo racialmente especial; puede decir que "Madrid es un zoco árabe lleno de timadores"; puede jactarse de pureza de sangre; acusar a los periodistas desafectos de ser franquistas y soldados de "la Brunete mediática"; puede criticar al Cuerpo Nacional de Policía cada vez que desactiva un comando de pistoleros; puede lamentar los asesinatos de concejales del PP sólo porque atraen votos al PP y se los restan al PNV; puede llamar a un ministro del gobierno surgido de elecciones democráticas "dictadorzuelo de república bananera"; puede acusar a miles de vascos que reclaman indignados la dimisión de Ibarretxe de ser agentes del Cesid; puede insinuar que la policía colaboró con ETA en el asesinato de Buesa; puede definir como "declaración de guerra en toda regla" las críticas del presidente del Gobierno. Tiene, en fin, patente de corso para la irresponsabilidad, para la insinuación calumniosa, para la injuria y para colgar la diana en el pecho del adversario, para que luego ETA dispare, y a todo asentirán con callada unción los maulets de guardia.

Pero si Aznar dice una de sus célebres obviedades, a saber: que la alianza entre PNV y los asesinos repugna a cualquier persona decente, ¡Ah del prepotente "españolista" que acosa cruelmente a los nacionalistas vascos, que bastante mal lo pasan, los pobres, asistiendo al exterminio de sus adversarios a manos de "chicos" noblotes aunque brutos, y luego en los funerales!

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La sociedad catalana, tras 20 años de anestesia nacionalista en los medios y en las aulas, asume este doble rasero con sonámbula naturalidad; más triste es que desde la "Declaración de Barcelona" asoma la nariz, con creciente frecuencia, gente a la que ya no se admite en ningún honesto figón. Así, Esteve ríe con Arzalluz a mandíbula batiente; Ibarretxe en el Parlament es aplaudido por "cortesía" y sólo el PP amaga un reproche; aplauden los convergentes, y los socialistas, y una señoría de ERC chilla un "¡Gora Euzkadi!" que en ese contexto suena obsceno.

Al catedrático Jon Juaristi se le impide por la fuerza hablar en la Universidad de Barcelona, sin que el Parlament rechiste; y pocas semanas después, los incalificables Otegi y Egibar explican en esa misma universidad sus "planteamientos superadores del marco constitucional". Ejemplos de una sistemática deseducación que producirá monstruos, nos guste o no pensarlo, nos guste o no saberlo; lo cual me recuerda este poema del propio Juaristi: "¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes, / y por qué hemos matado tan estúpidamente? / Nuestros padres mintieron: eso es todo".

Esos "planteamientos superadores" -el pacto de Estella-, se explicarán con la retórica que se quiera, pero todos sabemos que en el fondo se reducen a esto: la simultaneidad de la acción política y terrorista en pro de la Gran Euskalherría independiente; peneuvistas y pistoleros cooperan como el perro y el pastor guiando al rebaño hacia el esquilador:

ETA muerde por la retaguardia, y por delante va el PNV explicándole al atormentado rebaño: "Seguidme a mí por el camino de la autodeterminación, y deprisita, deprisita, para evitar más muertes de las estrictamente necesarias". ¡Lo malo es que hay ovejas díscolas, y con tal de fastidiar al PNV y cosechar votos para Mayor Oreja, siempre habrá un malvado españolista subiéndose adrede al coche bomba o poniendo la nuca ante la pistola de un chicarrón patriota! ¡Y Aznar no se calla! ¡Así no hay quien supere planteamientos!

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