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RAÍCES

El Pintado cuenta sus problemas

Al leer libros de historia pocas veces se tiene la ocasión de conocer el pensamiento, las ideas y las aspiraciones de la gente común. Muchas veces los manuales sólo recuerdan las palabras de reyes y generales, de conquistadores y cardenales. Las opiniones de los campesinos, los mercaderes y los soldados son más difíciles de encontrar. De ahí el valor de Retrato de familia andaluza con las Indias al fondo. El Memorial de El Pintado (1697-1780), que acaba de publicar en Sevilla la editorial Alfar.Este libro, de cuya edición y prólogo se ha encargado el profesor Manuel Moreno Alonso, está formado por una recopilación de las cartas de uno de los comerciantes andaluces más activos en la carrera de Indias desde el final de la Guerra de Sucesión, en 1714, hasta su muerte en 1780. La obra está basada en una rica colección de cartas, que se conserva en manos de sus descendientes y que ha llegado íntegra hasta hoy.

Son cientos de cartas en las que Manuel Rivero, conocido como El Pintado, habla de sus planes comerciales, de los problemas de su familia, de su relación con la Iglesia, de sus empleados y de todos los asuntos que tuvieron importancia en su vida. Las cartas constituyen un auténtico tesoro para conocer la mentalidad de un rico comerciante andaluz del siglo XVIII y, por extensión, la de un sector social ambicioso y lleno de esperanzas.

Moreno Alonso, que es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla, ha hecho una selección de las cartas. El historiador Antonio Domínguez Ortiz hace hincapié en el epílogo del libro del enorme valor de esta obra: "Manuel Moreno Alonso ha encontrado un tesoro epistolar, una colección de cartas de un comerciante ayamontino, las ha agrupado por orden temático, pergeñando con ellas un original relato, a medio camino entre la autobiografía y el memorial admonitorio para uso de sus familiares, descargo de conciencia y aviso a los navegantes".

Manuel Rivero aparece en las cartas como un auténtico padre de familia, autoritario y mandón. Proponía y disponía. La esposa le obedecía sin rechistar. Entre los hijos hay uno que se ordenó sacerdote y otros le ayudaban en sus negocios. Uno de los hijos intentó medrar en la corte. Este hijo gastaba a espuertas y mantenía un alto tren de vida para agasajar y aparentar. Pero no obtuvo resultados. A principios del reinado de Carlos III, El Pintado vivió su época de vacas más gordas. Su fortuna debió rebasar el medio millón de pesos (unos 3.000 millones de pesetas actuales).

"Encontrar un archivo privado es una cosa muy difícil. Y, sobre todo, encontrar un archivo con las cartas personales de una familia, toda la correspondencia a lo largo de 200 años. Son cartas que hablan de su vida privada, su mentalidad, los problemas de la familia... Se trata, probablemente, del archivo privado más importante que hay en España de un comerciante", señala Moreno Alonso.

"Encontré las cartas por puro azar en un viaje a Madrid en el AVE. Un señor que me vio leyendo me preguntó si era aficionado a la historia y me informó de ese archivo que está en Madrid en poder de los descendientes. Al principio no di crédito. He hecho un esfuerzo de síntesis. El primer contacto con el archivo lo tuve en 1992 y concluí mi trabajo en 1999. Me centré en El Pintado y, fundamentalmente, en sus asuntos personales", explica.

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"Las cartas suministran datos que no están en los archivos públicos. Así, por ejemplo, al hablar del hijo que quiere medrar en la corte, se ve la gran corrupción política que existía. Son unas cartas que pueden abrir muchas hipótesis. Por ejemplo, sobre el anticlericalismo de la sociedad española", dice Moreno Alonso. A Manuel Rivero no le gustaban los negocios con frailes y monjas, a pesar de que era profundamente creyente. "Es más, por mi experiencia de negocios con frailes y monjas, te diré que en adelante Dios me libre de ellos, porque tienen una conciencia de Caín", afirma El Pintado en una de sus cartas.

El corazoncito de la gente

El profesor Manuel Moreno Alonso defiende los estudios históricos que se ocupan de la vida cotidiana de la gente. "Hay una corriente historiográfica de los últimos años, la microhistoria, que se centra en hechos aparentemente insignificantes. Por ejemplo, la vida de un comerciante andaluz del siglo XVIII como Manuel Rivero. Estos hechos sirven de ejemplo como paradigma para conocer la sociedad de una época: se observa la ansiedad de si el barco llegaba o no a su destino, si los piratas podían atacar, si los representantes de la casa comercial lo engañaban...", indica."La historia hecha por marxistas tuvo una cosa negativa: prohibió la historia de la vida privada porque sólo quería ocuparse de las estructuras, los grandes hechos, las masas... El corazoncito de la gente era una novela rosa para los marxistas", concluye Moreno Alonso.

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