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LIBROS

Tres voces

La aparición de un nuevo libro de relatos de Bernardo Atxaga es materia de alegría, porque el escritor vuelve a llevarnos por el mundo de la ficción con la maestría que ha demostrado en su larga carrera literaria.Se ha puesto a la venta, puesto que existía desde 1997 una edición privada, el volumen Tres declaraciones. Tres personajes narran desde situaciones distintas su historia personal. Tres visiones sobre el mundo atxaguiano que tanto recuerda a Obaba, y al ciclo de la primera narrativa de Atxaga, pero que no hubieran existido sin la evolución de su segunda etapa: es decir, personaje central que se expresa con una voz propia. Psicología y polifonía (cada personaje se expresa en su voz) centran la atención del lector en estas tres joyas, que conocieron también alguna edición en revistas tan exclusivas como Sibila.

Los tres cuentos reflejan algunas de las nuevas obsesiones del autor. En Declaración de Antonio de Murguía un convicto por robo escribe su vida en busca del perdón real. Con claras reminiscencias clásicas resalta la historia de una obsesión de un tiempo que vuelve una y otra vez al mismo lugar, para ir a peor.

La Declaración de Guillermo cuenta la historia de dos emigrantes al País Vasco: la del que se integra, mediante su matrimonio con una muchacha vasca, y la del que termina en el suicidio por causa de una obsesión del pasado.

La Declaración del tercer montañero nos instala otra vez en el mundo de los relatos crueles, en el mundo de lo fantástico donde los sueños pueden representar los demonios interiores.

Si tenemos en cuenta esos tres trazos, podemos encontrar un mundo diminuto de lo que han sido las mejores historias de Atxaga. El mundo de la historia reciente del País Vasco articula la vida de Murguía. La crueldad llevada hasta el último suspiro da consistencia a la declaración de Guillermo. El sueño como motivo de la literatura fantástica representa el eje donde se mueve el discurso del tercer montañero.

En las tres pueden observarse las constantes vitales de un gran narrador. La obsesión por el estilo es común a las tres historias, y el cariño por los perdedores, que se muestra en toda su magnitud en el texto.

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