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El PRI intenta movilizar a su electorado en el fin de campaña de las presidenciales

Juan Jesús Aznárez

El gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) demostró nuevamente su capacidad de movilización al colmar ayer la principal plaza de México, El Zócalo, durante el mitin fin de campaña de Francisco Labastida, el candidato del oficialismo a la presidencia en las elecciones del próximo 2 de julio. La plaza capitalina fue ocupada por más de 100.000 simpatizantes priístas del Distrito Federal y de Estados próximos. "¡Vamos a ganar porque tenemos el mejor proyecto de nación!", clamó Labastida desde la tribuna central.

"El dinosaurio está vivo", comentó irónicamente un periodista afecto al partido que ostenta el poder desde su nacimiento en 1929, al observar las dimensiones del gentío que desde primeras horas de la mañana, con banderas y pancartas, fue desembocando en la histórica plaza de Ciudad de México. Un Labastida nacionalista advirtió desde los micrófonos que "sólo a un irresponsable o a un loco" se le ocurrirá poner en duda los resultados de los comicios, que serán los más reñidos de la historia nacional. Días atrás, el conservador Vicente Fox, candidato del Partido de Acción Nacional (PAN) y que disputa el primer puesto en las encuestas a Labastida, "recomendó" a éste ganar por al menos diez puntos, pues de lo contrario su eventual victoria sería puesta en duda a tenor, acusó, de los fraudes cometidos por el PRI durante siete decenios. En una avenida distante, un grupo de foxistas enarbolaba banderolas con la imagen del ex gobernador de Guanajuato y ex gerente de Coca-Cola en México. "Todos los que ha visto usted en El Zócalo son acarreados", despreciaba la seguidora más gritona del contendiente conservador. "A nosotros no nos ha pagado nadie, aquí estamos todos voluntariamente", había asegurado a este corresponsal dos horas antes un grupo de mujeres priístas. El candidato presidencial del PRI, ex ministro de Agricultura y de Interior en el Gobierno de Ernesto Zedillo, prometió a los suyos que el triunfo estaba hecho, que el partido, el más vetusto del planeta, repetirá mandato y aportará a México más democracia, más libertad y más justicia social. "De nuestra victoria serán testigos los mexicanos y los millones de gentes que van a ver nuestra elección en todo el mundo", agregó. "A los que van a venir a México [los observadores internacionales], bienvenidos al país. Serán testigos de una elección sin tacha y de la victoria de nuestro partido". "¡Bravo, bravo!", animaban los suyos con bocinas y tracas. "Las elecciones se ganan con los votos de las mexicanas y los mexicanos, no con las empresas extranjeras", prosiguió el candidato. Un militante de a pie atribuía a Fox objetivos antipatriotas. "¡Quiere vender todo a los extranjeros, y aún más, nos quiere vender a EEUU".

71 años en el Gobierno

¿Y no vendría bien un cambio de Gobierno después de 71 años de haberlos tenido todos? "Para qué queremos un cambio. Ya lo tuvimos en el Distrito Federal con Cárdenas y no hizo nada", respondió una colaboradora del PRI. Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del histórico general y presidente mexicano Lázaro Cárdenas, aspira a la presidencia, pero las encuestas le sitúan a 20 puntos de Labastida y Fox.

Grandes pancartas de los sindicatos petroleros o campesinos colgaban de los majestuosos edificios coloniales de la plaza, y las leyendas escritas en la panza de dos globos aerostáticos instaban a votar por el partido que ayer agrupó en las tribunas a representantes de sus dos corrientes más conocidas, bautizadas por la prensa mexicana como la de los tecnócratas, agrupada en torno al presidente Zedillo, y la de los dinosaurios, cuyo jefe más emblemático es el ex gobernador de Puebla Manuel Bartlett. "¡Siempre de frente para avanzar, de frente con mejores empleos y mejores salarios, de frente para educación de calidad para nuestros hijos, de frente para derrotar a la delincuencia, combatir la corrupción y erradicar la impunidad!", continuó Labastida, que terminará su campaña el día 28 en el Estado de Sinaloa, del que fue gobernador.

Todos han prometido de todo en campaña, y Labastida no fue ayer una excepción. "¡Desde este balcón que está a mi espalda, desde el Palacio Nacional, el Partido de la Revolución, nuestro partido, volverá a comunicarse con el pueblo. Las puertas del Palacio Nacional estarán abiertas al pueblo, porque este palacio tiene dueño, ni se vende ni se renta, ni por 15 minutos lo rentamos este palacio porque es del pueblo!".

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