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FERIA DE GRANADA

Tres triunfos distintos

El rito de la alternativa es importante para quien la toma. Tirarse de espontáneo en el momento de la ceremonia es poco espontáneo, y que lo haga el hijo de un antiguo banderillero que figuró en la cuadrilla de El Fandi suena a reedición taurina de Bodas de sangre.David Fandila recibió el doctorado con el brazo derecho prácticamente inutilizado después de un reciente percance. Dos largas cambiadas, la primera a porta gayola, chicuelinas, atisbos de verónicas, chicuelinas de rodillas, serpentina, chicuelinas al pase, larga cambiada de rodillas para dejar al toro en suerte, chicuelina y tafalleras constituyeron un muestrario extenso de suertes, que nos habla de la manera de entender el toreo de El Fandi.

García / Manzanares, El Juli, El Fandi Toros de Hermanos García Jiménez, anovillados y faltos de trapío, excepto los dos últimos

José Mari Manzanares: dos pinchazos, media desprendida atravesada (saludos); estocada caída tendida (oreja). El Juli: estocada contraria (saludos); media trasera (dos orejas). El Fandi: pinchazo, estocada honda trasera, descabello (oreja); dos pinchazos, estocada trasera y contraria (oreja). Plaza de Granada, 18 de junio. 2ª de feria. Más de tres cuartos de entrada.

El toro era recortado, basto, carente de trapío y de fuerzas escasas, que sólo aguantaron un puyazo antes de venirse al suelo. El segundo tercio, a cargo del maestro, tuvo tintes de espectacularidad.

Comenzó con la muleta armada en la izquierda, de rodillas, hasta verse comprometido. Sólo al declinar de la faena se pueden entresacar algunos naturales sueltos. En el sexto, nueva variedad de lances, incluyendo rogerinas, saltilleras, empujones y sustos, heterodoxia confirmada en un tercio de banderillas compartido con El Juli más emocionante que puro. Sólo brilló una serie de naturales con la mano baja.

Manzanares nos reservaba una lección inédita, la de torero poderoso. Sobrado, quieto, sobrio en el gesto, preciso en la ejecución y dominante. Cierto es que se le fue la mano arriba en el remate, y que no llegó a aguantar en la hora de la verdad. Le anduvo muy bien al cuarto en el inicio de faena, lo mimó con temple, lo llevó de largo dejándole vía libre para no molestar, se apostaba con gallardía y procedía con lentitud y belleza. Una obra maestra de arte de habérsela hecho a un toro; claro que, entonces, el argumento habría tenido que variar.

El tercer toro fue manso y paseante en plaza. No hubo manera. La casta de El Juli se impuso al recibirlo con una larga, al compartir banderillas con El Fandi y, sobre todo, en la labor de muleta: hubo calidad y ligazón en los naturales, variedad en el pase de las flores y espectacularidad en el circular. El afarolado y el de pecho, ligados, sabían a torero. Éste es el camino para convertirse en figura. Tres triunfos distintos: sólo uno verdadero.

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