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LA TRANSICIÓN SIRIA

El Gobierno concedió la residencia en España a Rifat el Asad pese a la oposición de la policía

El tío y rival del nuevo líder sirio obtuvo en noviembre de 1999 un permiso de un año

Miguel González

Rifat el Asad, hermano del fallecido presidente sirio y tío de su sucesor in péctore, Bachar el Asad, se ha convertido en un huesped incómodo para España. Las declaraciones que efectuó el pasado lunes a través de un portavoz, proclamándose presidente "legítimo" de Siria y tachando de "incapaz" a su sobrino, han sentado muy mal al Gobierno español. Sin embargo, la Subdelegación del Gobierno en Málaga concedió hace sólo ocho meses un permiso especial de residencia por un año a Rifat, pese al informe contrario de la Comisaría General de Extranjería y Documentación de la Policía.

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El Gobierno español ya ha dado un toque de advertencia a Rifat. "No vamos a consentir que ningún residente extranjero en España haga declaraciones que puedan poner en riesgo la estabilidad de un país con el que mantenemos relaciones cordiales", dijo a EL PAÍS un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.Rifat se cuidó mucho de no realizar personalmente, sino a través de su portavoz, Al Harehez al Jayer, sus incendiarias declaraciones, mientras él se limitó a lamentar la muerte de su hermano y a expresar su deseo de volver pronto a Damasco. No es probable que lo haga, pues los jueces sirios han ordenado su detención en cuanto pise el país.

El Gobierno español se habría ahorrado estos problemas si en otoño pasado hubiese negado el permiso de residencia a Rifat. Aunque el magnate sirio es un asiduo de Marbella (Málaga), donde posee numerosos negocios y apartamentos de lujo, desde hace 15 años, hasta ahora nunca había solicitado la residencia en España. Ello se debe a que, por razones difícilmente entendibles desde parámetros occidentales, Rifat, enfrentado a su hermano y forzado al exilio, seguía siendo formalmente vicepresidente de Siria, lo que le permitía gozar de cobertura diplomática.

Numerosos incidentes

Fue en 1998 cuando el fallecido Hafez el Asad le despojó de este cargo, obligándole a legalizar su situación. Expulsado de Suiza y con problemas judiciales en Francia, Rifat pidió un permiso de residencia en España. La Comisaría General de Extranjería y Documentación de la Policía emitió un informe contrario a la concesión, por considerarlo un personaje conflictivo.

El informe no se basaba en consideraciones políticas, sino en los numerosos incidentes protagonizados por la guardia pretoriana que le acompaña permanentemente. En enero de 1990, el jefe de seguridad de Rifat y otros tres de sus colaboradores fueron condenados a una multa de 500.000 pesetas por asaltar el restaurante Montecarlo, en Puerto Banús. Según la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia de Marbella, el objetivo de los asaltantes era atemorizar a la dueña del establecimiento para que lo vendiera a bajo precio a Rifat, quien poseía casi la totalidad de la urbanización Benabolá, donde estaba ubicado.

En julio de 1989, los escoltas del magnate sirio hicieron ostentanción de sus armas y amenazaron a siete fotógrafos que intentaban captar una imagen de su jefe mientras cenaba en el restaurante La Vendôme, en la misma urbanización de la Costa del Sol.

Más recientemente, el 2 de septiembre del año pasado, seis súbditos sirios, entre ellos Sirwan el Asad, hijo de Rifat, fueron detenidos bajo la acusación de atentado contra un agente de la autoridad y tenencia ilícita de armas (una pistola Smith & Wesson de 9 milímetros) tras protagonizar una reyerta en Puerto Banús.

Los problemas ocasionados por Rifat no se limitan a España. El 17 agosto de 1988, en aguas próximas a Niza (Francia), un yate de lujo se dio a la fuga tras atropellar a unos bañistas, matando a un joven francés e hiriendo gravemente a otra. Las investigaciones del juez Marc Nogueras le llevaron a trasladarse a Marbella para interrogar a Rifat el Asad, pero tuvo que regresar a Francia sin haberlo conseguido.

Requisitos legales

Pese a estos antecedentes, el subdelegado del Gobierno en Málaga, Carlos Rubio Basabe, concedió a Rifat en noviembre pasado un permiso especial de residencia con excepción de visado de un año de duración. Una portavoz del subdelegado explicó a EL PAÍS que se otorgó el permiso porque su demandante cumplía todos los requisitos legales: documentación en regla, medios económicos suficientes y ausencia de antecedentes penales.

A Rifat no le faltan documentos -dispone de dos pasaportes, uno sirio y otro marroquí-, ni tampoco dinero -su fortuna se estima en 3.000 millones de dólares, más de medio billón de pesetas-, respecto a los antecedentes penales, como se ha explicado, son abundantes, aunque no personales suyos, pues nunca se ha manchado las manos, sino de sus colaboradores.

Es poco probable que el subdelegado en Málaga decidiera por sí solo otorgar el permiso a Rifat, pero nadie se responsabiliza de la decisión. Un portavoz del Cesid ha negado que influyera en favor del ex vicepresidente sirio, al que se atribuyen buenas relaciones con los servicios secretos de EEUU e Israel. No en vano el representante de Rifat subrayó que se propone "pasar Siria a la órbita del Oeste".

En todo caso, su permiso de residencia expira en noviembre. Antes de esa fecha, el Gobierno español debe decidir si lo prorroga o pone fin a su hospitalidad.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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