Un accidente en un misil balístico provoca una nube tóxica en Rusia
Una grúa obsoleta fue la causa del accidente de un misil balístico en el Extremo Oriente ruso, que provocó una nube tóxica . El incidente ocurrió durante la maniobra de descarga desde un buque de guerra. El misil nuclear RSN-50 (R-29, según la clasificación de la OTAN) sufrió un golpe, que dañó su fuselaje, derramando parte del oxidante de su combustible sobre el muelle. Al menos 11 marineros resultaron intoxicados en la base de la Flota del Pacífico, cerca de Vladivostok.
La nube formada por esta sustancia altamente tóxica se dirigió a la localidad de Fókino, de 30.000 habitantes. La nube amarillenta, de 400 metros, consiste en una mezcla de oxígeno con ácido nítrico y es peligrosa para la piel y las vías respiratorias. La población fue advertida del accidente y se le recomendó permanecer en sus casas con las ventanas y las puertas cerradas. Los especialistas estiman que la nube debe dispersarse antes de llegar a las grandes urbes.
El misil, según aseguraron los mandos de la Flota del Pacífico no portaba cabeza nuclear alguna. La razón de su descarga residía en el final de su vida útil y el destino era el desguace.
Los misiles intercontinentales de este tipo poseen un alcance de 6.500 kilómetros, miden 14,6 metros de largo, pesan 35 toneladas y se hallan preparados para albergar tres cargas nucleares de 200 kilotones de potencia cada una. Se encuentran en uso en las Fuerzas Armadas rusas desde 1977.
El accidente se debió, según fuentes rusas, a la vejez de la grúa, que a pesar de que debió ser sustituida hace cinco años, se mantenía en activo por falta de fondos para reemplazarla.
Aunque los militares calificaron el incidente de "insignificante", éste ha servido para alertar del peligro que representa el manejo de equipos obsoletos en operaciones tan delicadas como la manipulación de misiles nucleares. El almirante Vladímir Kuroyédov, comandante de la Flota del Pacífico, escribió en 1999 una serie de cartas al Gobierno, al Parlamento y al ministro de Defensa rogándoles la compra urgente de más grúas (de 100 y 40 toneladas) para el trabajo con los misiles balísticos. De las 14 grúas de 100 toneladas que había entonces, sólo tres podían utilizarse con un mínimo de seguridad.
No hace mucho, un analista ruso advirtió: "Estamos condenados a sufrir un Chernóbil naval". Afortunamente, ayer no resultó dañado al mismo tiempo el tanque de combustible, ya que de entrar en contacto con el oxidante habría producido una enorme explosión.
La flota atómica de Rusia representa un constante peligro por la contaminación radiactiva que produce. Baste recordar los casos del capitán Alexandr Nikitin, que fue acusado de espionaje por haber redactado un informe sobre la situación de la Flota del Norte y accidentes de submarinos nucleares, y el más reciente de Grigori Paskó, juzgado por espionaje: denunció el vertido de desechos radiactivos en el mar desde los buques de la Flota del Pacífico.
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