Cambios y polenta
España no sólo necesita relevos en la alineación, sino también el empuje y la fortaleza mental que faltaron ante Noruega
Entre otras muchas cosas, a España le faltó "polenta" frente a Noruega. El fútbol argentino utiliza ese término -derivado del preparado de harina de maíz que ha servido como base de la alimentación de varias generaciones en el país suramericano- para recordar la necesidad del vigor en el juego. No se trata de reclamar aquello tan abstracto de la furia, sino de entrar en los partidos con la energía física y mental que se requiere en una gran competición.En este aspecto, la Eurocopa no parece resentirse de la fatiga anunciada. Son mayoría los equipos que han ofrecido un notable despliegue físico, desde los más modestos, como Bélgica, hasta los más prestigiosos, como Francia o Portugal. No sólo en el orden físico se observa una frescura inesperada. La cuestión mental -o por lo menos el apetito por la competición que han demostrado varias selecciones- resulta decisiva en estos torneos rápidos, donde apenas hay tiempo para recuperarse de los errores.
Sin polenta, España no logró cambiar el signo de un partido que se le escapaba a chorros. Fue un equipo sin dentadura que masticó demasiado el juego. Todo fue más de lo mismo. Faltaron ideas, se cometieron errores, pero también se vio que no había voltaje. Eso no significa un distanciamiento de los jugadores con respecto a un duelo que se sabía crucial. Más bien sucedió lo contrario: se les veía angustiados por la incapacidad para girar el encuentro. Que la angustia paraliza, es cosa vieja. Quizá por ahí se explique la decaída actuación del equipo.
Jugadores con fibra
La selección necesita en estos momentos de jugadores capaces de sobreponerse a la adversidad, de gente con fibra para los grandes compromisos. Se busca polenta para el equipo. A pesar de la defensa que hizo del juego del equipo, Camacho también lo ha entendido así. Se anuncian cambios para el partido frente a Eslovenia, no tanto para designar el grado de culpabilidad de tal o cual futbolista como para inyectar la vitalidad que se exige en un momento capital. Mendieta y Alfonso parece que serán titulares, y no se descarta la participación de Abelardo y de Sergi.
Excepto Abelardo, que saldría por Paco con la intención de hacer valer su experiencia en partidos grandes, los demás son jugadores que se caracterizan por su desenfado. Si Alfonso sustituye a Urzaiz significará un cambio sustancial en el juego de ataque. Urzaiz es un delantero de gran poderío físico, pero con problemas para mover la carrocería. Y no vive en un estado de euforia. Sus desagradables relaciones con Luis Fernández en el Athletic de Bilbao le han afectado en la confianza propia y en la cuenta de resultados. Sólo ha marcado cuatro goles en la Liga. En condiciones todavía peores, Alfonso no se resignó al descenso del Betis. Sus últimos partidos sólo merecieron elogios. Por sus características, Alfonso puede generar el caos necesario en la defensa eslovena, que no es la más fiable del mundo. En el aire sólo queda una pregunta: ¿será capaz Alfonso de completar un buen partido en un torneo de estas características? Por condiciones, no hay duda, pero el delantero español quedó muy lejos de su nivel doméstico en la Eurocopa de Inglaterra y en el Mundial de Francia.
La presencia de Mendieta se da por supuesta. Su dinamismo debería resultar un valor añadido al equipo. Jugador sin complejos, fundamental en las dos últimas temporadas del Valencia, Mendieta tendrá que abrir vías de abastecimiento en el centro del campo y utilizar su excelente llegada al área, a la vista de la escasa capacidad goleadora de los mediocampistas de la selección. Si se analizan las prestaciones del equipo frente a Noruega, los cambios se antojan saludables. Pero la entrada de nuevos jugadores no será suficiente. España tendrá que afrontar el partido con la determinación que le faltó en Rotterdam. Tendrá, en fin, que recetarse una buena dosis de polenta.
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