Seis horas pensando en Noruega
Los sueños livianos del futbolista suelen ser angustiantes después de un mal partido. Sobre todo, cuando el objeto soñado es Noruega, que no es el nombre de una mujer, sino un equipo de once jóvenes entusiastas, con poco pie y mucho músculo. Una selección que el martes pasado dejó a España patas arriba. Y a sus jugadores cavilando una y otra vez sobre el choque. Los que jugaron y los que no jugaron. Los titulares y los suplentes. José Antonio Camacho les dio la tarde libre pero fue en vano. "Nos pasamos el día hablando de Noruega", confesó Paco ayer.Algunos jugadores bajaron en grupo hasta el pueblo de Tegelen. Allí vagaron en busca de una cerveza fría y un bar en el que refugiarse. Intentaron escapar al pensamiento en círculos que rondaba sus cabezas: el partido ante Noruega. Pasaron varias horas de paseo. La columna parecía el ejército que describió Jenofonte, atravesando Anatolia "bajo la suprema agresión de la indiferencia". Cayó la noche y los futbolistas se dieron cuenta de que habían empleado la tarde libre en darle vueltas al asunto de Noruega. Recordaron la jugada de Molina que dio lugar al gol. Celebraron la postura de Camacho ante la prensa, sus palabras de ánimo.
Seis horas por las calles de Tegelen no sirvieron de mucho para liberar el malestar de una derrota. Otros jugadores prefirieron reunirse con sus familiares o sus mujeres, como Guardiola, Raúl, Etxeberria o Salgado. Y hubo quienes eligieron el aislamiento de sus habitaciones, como Vicente Engonga, que contra Noruega no jugó ni un minuto. "No jugué y sin embargo, la noche siguiente, no pude pegar ojo", comentó.
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