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Ejercicios de lirismo en el Parlament

, Barcelona Los políticos agradecen las mañanas plácidas, esos días que en medio de la jerga administrativa, el papeleo y la disciplina de partido aparece un punto de encuentro que les permite convocar la unanimidad, relajarse y darse palmaditas de satisfacción en la espalda. Cuando se producen estos momentos, los políticos se aplican a disfrutarlos con el mismo afán del futbolista ante un partido amistoso: sin meter la pierna, por si acaso, pero procurando dar espectáculo. Ayer, en la Sala 1 del Parlament se vivió uno de esos raros y gloriosos momentos. La Comisión de Política Cultural se reunía para debatir y votar diversas proposiciones no de ley, la última (but not least) de las cuales se refería a la proclamación del poeta Miquel Martí Pol como candidato de la literatura catalana al Premio Nobel. La proposición había sido impulsada unas semanas atrás por todos los grupos parlamentarios; Martí Pol, recordaban, igual que Verdaguer, Maragall o Espriu, "ha obtenido una importante repercusión pública de su poesía y es reconocido y amado por el gran público". A su vez, después de conocerse la propuesta, algunos publicistas y tertulianos -léase Xavier Bru de Sala y Oriol Pi de Cabanyes- se habían mostrado críticos con la iniciativa y la denunciaban como un lamentable caso de intrusismo, temerario conociendo cómo las gasta la Real Academia sueca. Además, el propio poeta había mostrado su interés en asistir al debate, y los diputados de la comisión esperaban con anhelo su presencia.

Tras unos minutos de espera, el poeta llegó acompañado de su esposa. Sonriente y complacido, instalado en una de las esquinas de cara a los diputados, pudo escuchar las diversas argumentaciones. Los diputados saben que estas ocasiones son para lucirse, de forma que uno a uno fueron desgranando sus baterías de elogios, motivos y conclusiones para apoyar la candidatura del poeta de Roda de Ter. El primero en hablar fue Joan Surroca, del grupo Socialistes-Ciutadans pel Canvi. Como los otros representantes, habló de las entidades y asociaciones que apoyan a Martí Pol y destacó, ante las críticas recibidas, su consideración de que el Parlament si era lugar pertinente para debatir el tema de la candidatura. Citó luego el libro del poeta Què és poesia? para llegar a la conclusión de que hoy en día "se confunde la palabra justa con el chiste grosero".

A continuación le tocó el turno a Josep Bargalló, de Esquerra Republicana. Después de mostrar su emoción y recordar que había sido profesor de Retórica y Poesía, aventuró que si Cataluña fuese un país normal todo habría ido de otra forma porque probablemente ya habría algún Nobel catalán. Refirió luego que la cultura catalana ha producido siempre más publicistas que ensayistas, pero advirtió que su grupo lamentaba las opiniones de un alto cargo del Gobierno que discrepaba de la iniciativa conjunta. Tampoco dio nombres, pero se intuyó en sus palabras a Pi de Cabanyes, director del Consorcio de Promoción Exterior de la Cultura Catalana (Copec).

Dolors Comas, de Iniciativa per Catalunya-Verds, jugó la baza sentimental: junto a Neruda, Martí Pol ha sido toda la vida su poeta preferido, "sobre todo por su actitud social y política", y lo cita cuando se encarga de oficiar bodas laicas en el Ayuntamiento de Tarragona, del que es concejal.

El siguiente en intervenir fue Josep M. Salvatella, de Convergència i Unió, que con retórica pausada fue el único en citar versos del poeta y aventurarse con una metáfora: su poesía, dijo, es como "el río que, con subidas y bajadas, meandros, llega al mar".

Cerró la tranquila sesión Francesc Vendrell, del Partido Popular, quien, después de felicitarse por la altura cultural del debate, celebró que Martí Pol, su poeta personalmente preferido, sea un autor del pueblo que "no se encierra en su torre de marfil".

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Se celebró la votación y llegó el acuerdo por unanimidad, un puro trámite que dio paso a los aplausos entusiastas. Martí Pol agradeció todas esas palabras con una larga sonrisa y un rostro apacible, como de poeta laureado. Los diputados, mientras, guardaban sus apuntes, probablemente los más líricos de la temporada.

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