24 artistas modernos interpretan a maestros del arte antiguo en la National Gallery
Balthus, Hockney, Bourgeois y Tàpies, entre otros, revisan la obra de grandes pintores
El cambio de siglo es tiempo de reflexión en la National Gallery. La figura de Cristo y su proyección en el arte occidental centró la mirada de la primera gran exposición del año de la pinacoteca de Londres. Ahora, en su segunda incursión, invita a 24 grandes artistas a interpretar la obra de un viejo maestro que ellos seleccionaron entre la vasta colección de arte de la institución pública británica. En la exposición Encuentros, Balthus, Bourgeois, Freud, Hockney, Kiefer y el catalán Tàpies, entre otros artistas, se encuentran cara a cara con los grandes maestros.
En la exposición Encuentros, los artistas Balthus, Bourgeois, Freud, Hockney, Kiefer y el catalán Tàpies, entre otros, se enfrentan con maestros del pasado que ejecutaron sus obras entre los años 1250 y 1900. Cada artista, de los 24 invitados al experimento interpretativo, eligió un cuadro de la colección de la pinoteca pública inglesa como inspiración de su respectiva obra de nueva creación. Así, Tàpies escogió Mujer en el baño (1654), de Rembrandt; el americano Jasper Johns se concentró en La ejecución de Maximiliano, de Manet, y el bodegón de Zurbarán Taza de agua y rosa sobre bandeja de plata (1630) fue el punto de partida del británico Caulfield. "Demostramos que el pasado ejerce influencia en los creadores contemporáneos", señala Neil MacGregor, director de la National Gallery, "y el resultado es un profundo compromiso con el tema elegido, una extraordinaria revisión del original".
Desperdigada en diversos espacios de la galería, con algunas copias enfrentadas directamente al original, como es el caso de la respuesta de Howard Hodgkin a la obra maestra de Seurat Bañistas en Asnières, la exposición defiende que el arte del pasado sigue comunicándose con el presente. "Demuestra también que nuestra colección se mantiene tan viva como relevante", resalta Mary Hersov, una de las responsables de la muestra londinense.
Los invitados a participar en Encuentros tomaron diferentes rutas en su original respuesta al reto que les planteó la National Gallery. Así, Lucien Freud instaló dos lienzos dentro de la galería mientras reproducía, de noche y con exacto realismo, la composición de Chardin sobre una joven profesora y su alumna. Completó el trabajo con un grabado, donde ambas figuras ocupan posiciones inversas, que preparó en su estudio de Londres.
Montajes fotográficos
Antoni Tàpies prescindió de viajar a la capital británica y seleccionó el rembrandt del catálogo impreso de la pinoteca. En su peculiar lectura de Mujer en el baño, que Tàpies titula This is the body (Heus aquí el cos), la mujer está decapitada y los pies adquieren notable predominio. Las señas de identidad del creador catalán, como la cruz, signos de grafitti, textura y la aproximación a la escultura que logra con el uso de polvo de mármol como material, siguen presentes en esta obra que ejecutó Tàpies entre 1998 y 1999, tras aceptar la invitación de la galería.
David Hockney optó por Ingres como vehículo para profundizar en una investigación personal sobre la utilización de instrumentos ópticos en el arte a partir del Renacimiento. Y, siguiendo el ejemplo de Ingres, se dispuso a retratar a 12 desconocidos, seleccionados por la galería entre sus empleados y vigilantes. Hockney trabajó con una cámara lúcida, un dispositivo óptico, con prisma incluido, que permite medir los objetos con exactitud, y aplicó técnicas de reproducción contemporáneas en una segunda serie de los mismos retratados. Ingres, de acuerdo con el artista inglés, utilizó una tecnología similar a la cámara lúcida en muchos de sus retratos.
El londinense Patrick Caulfield aprovecha el bodegón de Zurbarán para bromear de todos los españoles que presumen de haber compartido mesa con Hemingway. Su cuadro Hemingway never ate here está ambientado en los bares madrileños e inspirado -según defiende Richard Morphet, comisario de la exposición- no sólo en el maestro sevillano sino también en Juan Gris. La composición, en fuertes colores uniformes, reproduce la taza y la bandeja de plata que aparecen en el original en proporciones diminutas respecto a una enorme cabeza de toro que observa al espectador desde un extremo del lienzo
El montaje de Encuentros dio bastantes quebraderos de cabeza a los responsables de la National Gallery. La pinacoteca acoge por primera vez trabajos fotográficos, como la composición monumental Un burro en Blackpool, que el canadiense Jeff Wall exhibe en reacción a Whistlejacket, del experto pintor inglés de caballos Stubbs, y un vídeo de Bill Viola inspirado en la obra Cristo burlado (La coronación de espinas), de El Bosco.
Homenaje a Turner
Incluso se exhibe una original instalación de Luoise Burgeois. La octogenaria artista francesa, asentada en Estados Unidos, construye en homenaje a Turner una fuente rodeada de espejos, iluminada en colores variados y encerrada dentro de una jaula. "A Turner le obsesionaba la naturaleza, a mí la naturaleza humana", explica en el catálogo de la exposición, en el que se analizan en profundidad las múltiples conexiones que se establecen en la muestra.
Balthus, el veterano de los invitados, regresa a la obra de Poussin, un maestro que copió por primera vez en el Louvre en 1925. En esta ocasión, elige el cuadro Ninfa dormida sorprendida por los sátiros, del que despoja las figuras secundarias para centrar su brocha en el cuerpo de la joven y en un paisaje montañoso. Como sugiere el título de su interpretación, El sueño de una noche de verano, la composición le permite explorar los efectos de la luz de la Luna y presentar un desnudo a la intemperie, novedades ambas en la larga trayectoria del noble artista ubicado en Suiza.
Con Balthus se completa el círculo de diálogo intermitente entre generaciones distantes de artistas que se puede contemplar en la exposición de la National Gallery, abierta hasta el 17 de septiembre.
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