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Grietas en la consulta

Pocas veces se le presentará a la Consejería de Sanidad un problema tan sencillo de solucionar. Y en menos ocasiones resultará tan incomprensible la actitud que sostiene el titular del departamento, Serafín Castellano. Sanidad tiene presupuestados los 25 millones que pondrían fin a los problemas estructurales que afectan al centro, que funciona a medio gas, pero no muestra la menor intención de desembolsarlos.Fue en marzo de 1999 cuando los trabajadores detectaron las deficiencias. Se cerraron salas afectadas, aproximadamente la mitad del centro, y se decidió evaluar los daños. En abril la empresa de control de calidad Horaing analizó la situación. El informe destacó defectos en las armaduras del forjado que soporta la primera planta - estaban en "avanzado estado de corrosión"- así como en la primera crujía del edificio al presentar "importantes deformaciones y corrosión en las armaduras de los nervios".

Ante este resultado, la consejería elaboró un estudio, con fecha de 23 de junio de 1999, para evaluar la reparación, que fijó en 25.252.550 pesetas. El estudio contemplaba que las obras no durarían más de tres meses.

Sanidad decidió entonces aplazar la reparación a este año, para lo cual consignó una partida presupuestaria. Sin embargo, las obras siguen pendientes. La mitad del edificio continúa cerrado desde marzo del año pasado. Los médicos se ven forzados a compartir consultas, continúa sin haber servicio de rehabilitación para los vecinos y los programas de climaterio y de tercera edad se siguen realizando en locales próximos al centro ante la falta de espacio.

Las sucesivas quejas de los profesionales del centro de salud han sido repetidamente ignoradas por los representantes de Sanidad. En una carta remitida al anterior responsable de Sanidad, José Emilio Cervera, el enero pasado, mostraban su "profundo malestar" y la "molestia" por la "poca información recibida" sobre el futuro del centro. Destacaban su disgusto por el "poco respeto que se ha tenido al usuario" y entraba en detalles sobre la situación: "Hacinamiento en las salas de espera, retrasos a la hora de citación, consultas al sprint y falta de local para atender a urgencias". Además, en la nota se exponían otros detalles como la imposibilidad de usar la sala de juntas o la falta de gimnasio para la fisioterapeuta y la matrona. La reacción de la consejería fue la de destituir al coordinador médico del centro, Alejandro Buendía en marzo. A la defensa de los trabajadores se sumaron los vecinos del barrio de la Malva-rosa, que junto a las asociaciones de jubilados y los representantes de padres de alumnos han movilizado el barrio para lograr que se rehabilite el centro.

La respuesta de Castellano se redujo, el miércoles pasado, a señalar que su departamento "estudia" construir un nuevo centro "ante los problemas del actual". El consejero dijo que comentarios "alarmistas" como "hacinamiento o "caos" para referirse al centro " no se corresponden a la realidad". Y señaló que "no ha habido "merma" en la calidad de la prestación. Las razones del retraso estan relacionadas, según fuentes consultadas, con la intención de la consejería y del responsable del hospital de la Malva-rosa -anexo al centro de salud- de ampliar su recinto a costa del consultorio. El hospital ya inició un proceso de reducción de camas destinadas a pacientes terminales y de cuidados paliativos dirigido a aumentar la actividad quirúrgica.

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