El tren de Franco, varado en Soria
El tren llegó con media hora de retraso. Piafaba. El humo escapaba por su máquina. Se detuvo. El general descendió de la escalerilla y sus botas lustrosas cayeron exactamente encima de la alfombra de terciopelo, rojo, allí situada, flanqueada entre una senda de macetas con palmeras.Francisco Franco. Encantado de verle, Führer [en alemán, jefe].
Adolfo Hitler. Por fin satisfago un viejo deseo.
Los dos hombres, de uniforme, estrecharon sus manos. El español apretaba simultáneamente las dos y reía. El austro-alemán, que tendía una, sólo sonreía.
Sonó la música de una banda alemana. Brazo derecho en alto, extendido por Franco, alzado por Hitler, pasaron revista a una compañía de honores.
"El coche-salón del tren de Franco resultaba anticuado, con muebles tapizados de rojo y una mesa rectangular de madera con lámparas que no alegraban la estancia lo más mínimo". El relato pertenece a un periodista del diario alemán Neue Frankfurter Illustrierte, de Francfort del Meno, según consta en los Archivos del Servicio Histórico Militar, con sede en el madrileño barrio de Argüelles.
Ese mismo tren, con cocina, dormitorio, mesa de trabajo en madera noble y lamparitas con tulipas, donde el 20 de octubre de 1940 se celebró en la localidad fronteriza francesa de Hendaya la entrevista entre los dos autócratas, se encuentra ahora, sesenta años después de aquel acontecimiento, en la estación ferroviaria de Almazán-Dehesa, en la provincia de Soria.
El tren se llamaba, y aún se llama, ironías de la historia, SS-3. Se trata de un coche-salón de servicios, perteneciente al antiguo Ministerio de Obras Públicas. Fue construido en 1929. Había otros dos coches gemelos, el SS-1 y el SS-2, pero al concluir la guerra civil española, seis meses antes de la cumbre entre los dictadores, ambos coches habían quedado destruidos. El tercero de la serie, el que trasladó hasta Hendaya a Francisco Franco para entrevistarse con Hitler, siguió sus días prestando servicio entre Madrid, Bilbao, Barcelona, Sevilla... En él viajaba Franco o el ministro de Obras Públicas de turno. En el año de 1980, la Renfe dio de baja al coche-salón. Entonces lo compró un particular de la localidad de Valdepeñas, en Ciudad Real. El tren fue llevado a una finca de la provincia. En 1984 se abre al público el Museo del Ferrocarril, en la estación madrileña de Delicias. Alguien considera que el vagón puede ser recuperado y exhibido en la vieja estación. Renfe lo compra al particular que lo adquirió. El coche-salón es conducido entonces a unas dependencias de la compañía ferroviaria dedicadas a explotaciones forestales en Soria. De los bosques sorianos Renfe extraía la materia prima para fabricar las traviesas de sus vías.
Desde el museo ferroviario en Madrid se piden presupuestos para reparar el histórico tren. Es el 10 de diciembre de 1984, la reparación se presupuesta en 4.600.000 pesetas. El año siguiente, ya son seis milones; nueve millones el posterior balance, y asciende hasta catorce millones en la cuarta consulta consecutiva. El SS-3 se queda en Soria, junto a otros cinco vehículos. Transcurren los años. En 1997, la dirección del Museo del Ferrocarril entra en contacto con la Asociación para el Desarrollo Endógeno de Almazán y su comarca, Adema, que preside el a la sazón alcalde de la ciudad soriana, José Luis de las Heras. La asociación auspicia una escuela taller para la formación de jóvenes obreros, jardineros y carpinteros-ebanistas. Ya está. Se rubrica un acuerdo: bajo la supervisión de sus monitores, los chicos restaurarán el coche-salón de Franco, siguiendo las pautas de un proyecto detallado que se les brinda desde el Museo del Ferrocarril. Antes hay que rehabilitar la propia estación de Almazán-Dehesa. Transcurren tres años más. El tren SS-3 sigue en estado lamentable. Las obras comienzan en enero de 2000. En tres años estará totalmente rehabilitado, reconoce Rafael Ruiz Sanchidrián, de 55 años, director del Museo del Ferrocarril desde 1995. Hay que reparar techos, lonas, chasis, letreros, incluso los extintores con los que contaba, la alfombra que tapizaba su suelo, las lámparas, el sistema eléctrico... Valor histórico: 10. Singularidad: 10. Interés técnico: 7. Estado de conservación: 3. El SS-3 aguarda.
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