Ejercer de Papá Noel

Reforzar las actitudes positivas de los menores infractores para mejorar su autoestima. Éste es el objetivo de la granja escuela y del resto de las actividades de El Madroño. Otro ejemplo se vive en Navidades. Entonces, los internos se visten de de Papá Noel y acuden a los centros de acogida de niños desamparados de la Comunidad para repartir juguetes.Los regalos que entregan a los ilusionados chavales los han construido ellos mismos en su taller de marquetería. Provistos de serruchos y gubias construyen cochecitos de muñecas, balancines, correpasillos, camiones y caballitos.

El taller de carpintería es una de las actividades de este centro que cuenta, además, con la granja y un aula de informática. En El Madroño, un pequeño recinto acogedor rodeado de jardines, no hay barrotes ni rejas, pero la verja de acceso con vigilante recuerda que los internos están privados de libertad.

El equipo de atención lo forman 43 personas, la mitad de ellos educadores, psicólogos y maestros. Como los chavales, la inmensa mayoría varones, no pueden entrar y salir el centro cuenta con una unidad escolar.

La mayor parte de los chicos están ingresados por cometer robos con intimidación. Los últimos internos acusados de homicidio se remontan a 1994. Uno de ellos permaneció dos años en este recinto por participar junto a otro joven, cuando tenía sólo 15 años, en el asesinato de un homosexual en la Casa de Campo y por malherir a otro.

En mayo pasado ingresaron en este recinto dos menores sospechosos de ser presuntos autores de abusos sexuales contra otros chicos en el centro de acogida de Hortaleza.

De los 145 chicos que pasaron por El Madroño el año pasado, el 91% permanecieron en régimen cerrado. La mayoría eran chavales de 12 a 16 años pendientes de sentencia judicial. Hubo también 49 prisiones provisionales de chicos de 16 a 18 años a los que los jueces internaron en este centro, en lugar de en una cárcel, a pesar de tener ya la mayoría de edad penal.